Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 516
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 516:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Si la miraba a los ojos, temía no poder ocultar la verdad.
Pero no tenía otra opción. El tiempo se estaba acabando y no podía permitir que nadie destruyera la cómoda vida que ahora tenía su hija.
Carol frunció el ceño mientras examinaba la ropa sencilla de la mujer antes de fijar la mirada en su pálido rostro.
Una mirada de desdén cruzó el rostro de Carol. —¿Y quién te crees que eres? Siguiéndome, ¿buscas problemas?
Arrugó la nariz y dio un pequeño paso atrás, como si la mera presencia de la pobreza de Alexa la repugnara.
Alexa abrió los ojos con terror y negó con la cabeza frenéticamente. —No, no, señorita Lawson, ¡no la estaba siguiendo!
Carol entrecerró los ojos ante la forma en que la mujer se había dirigido a ella. —¿Incluso sabes mi apellido? ¡Qué interesante! Parece que sabes bastante sobre mí.
Lanzó una mirada fría a su guardaespaldas.
Este, captando su orden silenciosa, empujó a Alexa hasta que cayó de rodillas con una dura patada en la pierna.
Con un ruido sordo, se derrumbó en el suelo y el impacto le provocó un dolor punzante en todo el cuerpo. Se le quedó el rostro pálido.
—Señorita Lawson… —jadeó Alexa, conteniendo a duras penas un grito—. Lo juro, no la estaba siguiendo…
Solo se había quedado atrás cuando Carol estaba a punto de marcharse, incapaz de resistirse a echarle unas últimas miradas. Nunca imaginó que la pillarían.
Desesperada por aclarar el malentendido, Alexa se apresuró a explicar: —Estaba siguiendo a Linsey.
Carol arqueó una ceja. —¿Ah, sí? ¿Y por qué? ¿La conoces?
Alexa levantó la mirada hacia Carol y le dedicó una sonrisa que parecía demasiado ansiosa por complacerla. —Quizá no lo sepa, señorita Lawson, pero el señor Lawson me pidió expresamente que vigilara a Linsey.
Los ojos de Carol se abrieron de par en par y se quedó sin habla.
—¿Me estás diciendo que Jeffery te ordenó que vigilaras a Linsey? ¿Cuándo ocurrió eso? ¿Cómo es que yo no lo sabía?
Esta revelación dejó a Carol profundamente atónita.
¡Nunca se le había pasado por la cabeza que Linsey estuviera relacionada con su hermano!
En cuestión de segundos, Carol imaginó todo tipo de situaciones.
¿Era posible que Linsey, esa mujer desvergonzada, hubiera conseguido seducir a Jeffrey mientras Carol estaba ocupada?
¡Era un pensamiento escandaloso!
Mientras Carol daba vueltas al asunto, su furia aumentó y su desprecio por Linsey se intensificó.
Aun así, Carol mantuvo el control. No estaba dispuesta a aceptar la palabra de esa mujer sin cuestionarla.
Tras hacer una pausa para pensar, Carol miró a su alrededor con expresión fría y distante, y preguntó: «¿Dices que Jeffrey te ha enviado? ¿Dónde están las pruebas? No te equivoques. A menos que des una explicación convincente, prepárate para afrontar graves consecuencias».
Alexa se estremeció, abrumada por una sensación de desolación.
Le dolía profundamente que su propia hija le hablara de esa manera.
Con el corazón encogido, Alexa respondió dócilmente: «Sí, señorita Lawson».
Poco después, Carol condujo a Alexa a una sala privada de un lujoso restaurante.
El aislamiento acústico de la sala era de primera categoría, perfecto para conversaciones discretas.
Carol se sentó con aire seguro en el centro del sofá y dijo: —Adelante, habla. No creas que puedes engañarme. Asegúrate de que tus pruebas sean claras y precisas cuando las presentes.
.
.
.