Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 466
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Capítulo 466:
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Collin la miró, con la nuez moviéndose al tragar saliva. Su mirada se volvió intensa.
Linsey, absorta en su tarea, no se percató del ligero titubeo en su respiración. Ajustó la cinta alrededor de su pecho y marcó el punto.
Luego, sintiendo una chispa juguetona, Linsey ladeó la cabeza y le guiñó un ojo.
—¡Qué bien te queda, guapo!
Esa sola frase hizo que los ojos de Collin se oscurecieran por completo.
Extendió rápidamente el brazo, acercó a Linsey por la cintura y la apretó contra su pecho.
—¡Eh! —exclamó Linsey, inclinándose instintivamente hacia atrás para evitar su beso.
Reprimiendo una risa, le puso una mano en la barbilla y dijo en tono fingidamente serio: —Espera, aún no he terminado de medirte.
Los ojos de Collin estaban oscuros, llenos de un deseo innegable. Su voz sonó baja y ronca. —No hace falta. Te daré las medidas.
Linsey se rió. —Antes dijiste que no las sabías.
Collin le tomó la mano y se la besó, dedicándole una sonrisa pícara. —Gracias a tu experta guía, Linsey, las he recordado.
Dicho esto, se inclinó de nuevo, y sus alientos se mezclaron en el estrecho espacio, cada vez más cálidos y entrelazados.
«Tengo un asunto más urgente, uno que solo tú puedes resolver», murmuró Collin, con voz llena de encanto.
A Linsey le dio vueltas la cabeza por un momento y su visión se nubló ligeramente.
«¿Qué tipo de problema?», preguntó con voz suave.
«Uno personal», respondió él con tono sugerente.
Antes de que ella pudiera decir nada más, Collin la besó profundamente.
A la mañana siguiente, Linsey se despertó todavía aturdida y descubrió que Collin ya se había marchado. Le pareció extraño. Collin había estado descansando en casa durante los últimos días. ¿Dónde podría haber ido tan temprano?
Confusa, Linsey se levantó de la cama, se arregló rápidamente y salió del dormitorio. Al pasar por el estudio, oyó a Collin hablando con su asistente.
Su voz era baja y seria. —¿Me estás diciendo que Gorman ya ha comprado un billete para salir del país en una semana?
El asistente respondió: —Sí, señor Riley. Acabo de enterarme. Gorman ha estado preparando su partida y no parece tener intención de volver.
Linsey se quedó paralizada en la puerta, sorprendida.
¿Por qué Gorman se marchaba del país tan repentinamente? Su lesión en el hombro parecía bastante grave. ¿De verdad se había curado tan rápido?
¿Cómo era posible? Gorman no era precisamente un superhombre. Justo cuando Linsey estaba a punto de llamar, el asistente se giró de repente y espetó: «¿Quién está ahí?».
Sobresaltada, Linsey se quedó paralizada cuando la puerta se abrió de golpe delante de ella.
El asistente parpadeó, claramente sorprendido al verla, y luego murmuró una disculpa. —Lo siento, señora Riley. No me di cuenta de que era usted.
La cara de Collin se suavizó en una sonrisa cuando la vio. —¿Qué te ha hecho levantarte tan temprano?
—No pasa nada —respondió Linsey al asistente, y luego entró y se colocó frente a Collin—. Tengo que trabajar hoy, así que tenía que levantarme temprano.
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