Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 425
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Capítulo 425:
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Cuanto más pensaba Linsey en estos acontecimientos, más inquieta se sentía.
Pero le costaba sentir verdadera compasión por Gorman. Había tramado repetidamente planes para separarla de Collin. En lo que a Linsey respectaba, él se lo había buscado.
Linsey decidió guardar silencio. Sintiendo que ya había tentado demasiado a la suerte, Danny tampoco dijo nada más.
Si Gorman decidía armar un escándalo más tarde, él sería el único que sufriría las consecuencias.
Poco después, llegó el médico, administró la anestesia y comenzó a coser las heridas de Gorman.
Linsey permaneció en silencio al margen durante toda la intervención. La espera se le hizo larga, pero finalmente el médico terminó y sacó varios frascos llenos de un líquido oscuro.
—Aplíquele esto mientras la anestesia siga haciendo efecto. Tenga cuidado de no agravar sus lesiones —le aconsejó el médico. Una enfermera asintió y aceptó el medicamento. Su mirada se detuvo en Gorman, que yacía pálido en la cama del hospital.
A esas alturas, muchos en esa planta habían oído hablar mucho de Gorman, aunque pocos imaginaban que fuera tan joven y atractivo en persona.
Con su físico bien definido, una sola mirada bastaba para acelerar el corazón de la enfermera.
Apretando el frasco, la enfermera sintió una emoción anticipada. Ganarse el favor de Gorman podría sacarla de su vida ordinaria como enfermera y llevarla a una llena de lujos.
Con ese pensamiento, se sentó junto a la cama y comenzó a aplicar con cuidado el medicamento en la herida del hombro.
—Señor Green, ¿le duele? Seré muy cuidadosa. Avíseme si siente alguna molestia —dijo en voz baja.
Gorman le lanzó una mirada gélida. —La anestesia aún no ha hecho efecto. ¿Por qué iba a doler?
La enfermera se sintió momentáneamente desconcertada, pero rápidamente recuperó la compostura.
Al menos le había respondido.
Envalentonada, apoyó sutilmente la otra mano sobre su abdomen desnudo, con la esperanza de seducirlo. —Señor Green…
Linsey observó la escena con expresión divertida.
Parecía que a Gorman nunca le faltaban admiradoras. Si esta enfermera lograba cautivarlo, tal vez él dejaría de perseguirla sin descanso.
Antes de que Linsey pudiera pensar más en ello, Gorman agarró de repente la mano de la enfermera y espetó: «¡Fuera!».
Su orden tajante sorprendió tanto a Linsey como a la enfermera.
A pesar de su sorpresa, la enfermera se recuperó rápidamente y esbozó una sonrisa coqueta.
«Oh, señor Green, no sea tan frío. ¡Me está acelerando el corazón! Venga, compruébelo usted mismo». Mientras hablaba, la enfermera le lanzaba miradas seductoras a Gorman y le guiaba la mano hacia su pecho.
Estaba segura de que su encanto era irresistible para él. Pero, al instante siguiente, su confianza se hizo añicos.
En cuanto la tocó, Gorman retrocedió con una expresión de repugnancia en el rostro. Con un empujón fuerte, la hizo trastabillar hacia atrás.
—¡No me toques! ¡Fuera de aquí! —Gorman se enderezó, con el rostro desencajado por la rabia, y gritó—. ¡No quiero volver a verte en este hospital!».
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