Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 421
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 421:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
—¿Por qué has hecho eso? —preguntó Dominic, claramente desconcertado.
Collin, completamente inexpresivo, le advirtió: —No le sonrías así a mi mujer.
Esta vez fue Linsey quien le dio un golpe. —Ya basta.
Con todo el alboroto que estaba armando Collin, decidió no insistir más.
Se volvió hacia Dominic y le dijo en voz baja: «Dr. Larson, lo dejo en sus manos».
Dominic asintió.
Solo era un control rutinario de la herida y un cambio de vendaje, pero estos dos actuaban como si se tratara de una operación de alto riesgo.
Media hora más tarde, de vuelta en la habitación del hospital de Collin, Dominic estudió los resultados de las pruebas que tenía en la mano y, de repente, quiso retractarse de su anterior confianza.
Frunció el ceño mientras examinaba las radiografías y su expresión se volvió cada vez más seria.
A Linsey se le aceleró el corazón. —¿Qué pasa? ¿Es grave?
Dominic miró a Collin. —Al ver lo tranquilo que estaba, supuse que las lesiones no eran muy graves. Pero tiene el hueso del brazo casi roto. Y, por si fuera poco, las otras heridas han pasado muy cerca de zonas vitales.
Exhaló bruscamente antes de volverse hacia Collin. —¿En qué estabas pensando? ¡Has puesto tu vida en peligro!
A veces se olvidaba de lo mucho que Collin era capaz de aguantar el dolor.
La tolerancia al dolor de Collin superaba con creces la de la mayoría de las personas.
El corazón de Linsey dio un vuelco al oír las palabras de Dominic.
¿Era tan grave?
Echó un rápido vistazo al brazo de Collin, con el rostro nublado por la preocupación y el miedo persistente.
Cuando la vio a punto de llorar, Collin contuvo la respiración. Su voz sonó baja y ronca mientras la tranquilizaba: —No es tan grave. Para mí, solo es una herida leve, Dominic está exagerando. Cuando lleguemos a casa, descansaré bien y me recuperaré en poco tiempo.
En ese momento, la mente de Collin estaba ocupada pensando en que Linsey había aceptado cuidar de Gorman en el hospital.
Para él, la gravedad de la herida era irrelevante en comparación con esa preocupación.
Era dolorosamente consciente de las intenciones de Gorman hacia Linsey: era impensable quedarse mirando cómo su mujer cuidaba de otro hombre.
Cuando Linsey oyó lo que dijo Collin, su expresión se volvió severa. —Tienes que quedarte en el hospital. Escucha, Collin, si sigues insistiendo, más vale que no vuelvas a casa nunca más».
Collin dejó de hablar al instante, decidiendo sabiamente no llevarla la contraria y aceptando en silencio la orden de Linsey.
Dominic, por su parte, encontraba la situación bastante divertida. Lidiar con la terquedad de Collin en lo que respecta a la atención médica siempre había sido un reto.
Por fin había alguien que podía manejarlo.
Tratando de ocultar su alegría, Dominic le entregó un tubo de pomada a Linsey.
—Ya terminé de tratar la herida del brazo. Debe mantener el vendaje durante los próximos días. Para las otras heridas, deberá aplicar esta pomada.
Linsey asintió sin dudar. —De acuerdo.
Dominic no perdió tiempo y salió rápidamente de la habitación.
Linsey colocó una silla junto a la cama, mojó un bastoncillo de algodón en el ungüento y lo aplicó con cuidado sobre el corte cerca de la boca de Collin. Su rostro, normalmente atractivo, estaba desfigurado por los moretones, lo que le partió el corazón.
.
.
.