Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 419
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Capítulo 419:
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Gorman arqueó una ceja, pero no la desafió. En cambio, pareció interpretar su condición como una muestra de preocupación. «No hay problema. Haremos lo que tú digas».
La expresión de Collin se torció con disgusto ante la mirada engreída de Gorman.
Aún más preocupante era la idea de que Linsey cuidara personalmente de Gorman.
Los tres sabían que Gorman tenía motivos ocultos. Como marido de Linsey, a Collin le resultaba insoportable la idea de que ella aceptara ese acuerdo.
«Linsey, no podemos…», comenzó Collin, tratando de razonar con ella.
Linsey se volvió hacia él y se mantuvo firme. «Collin, ya lo he decidido».
Linsey miró el brazo ensangrentado de Collin y apretó la mandíbula. —Tienes que ir al hospital y quedarte allí hasta que te recuperes por completo. Si no te cuidas, ¡juro que no volveré a dirigirte la palabra!
Tras un breve silencio, Linsey insistió: —Haz lo que te digo.
Collin abrió la boca para protestar, pero bajo la mirada penetrante de Linsey, su voz se quebró. —No es para tanto…
Eso fue la gota que colmó el vaso para Linsey.
Irritada, extendió la mano y le pellizcó su atractivo rostro. —¿Ah, no? ¿Me estás diciendo que no te duele? Repítelo, atrévete.
Cuando antes le habían golpeado el brazo con un palo de madera, Collin ni siquiera había pestañeado. Sin embargo, ahora, un simple pellizco de Linsey le había hecho hacer una mueca de dolor.
«Está bien, está bien, tú ganas. Te haré caso», admitió Collin.
Gorman observó la escena con los labios temblorosos por la exasperación. Qué dramático.
Una vez que todo se calmó, Gorman retiró los cargos contra Collin.
Al final, ambos acabaron en el hospital para recibir tratamiento. Para facilitar las cosas, Linsey pidió personalmente que sus habitaciones estuvieran una al lado de la otra.
En cuanto Gorman se acostó en la cama, le dijo a Danny: «Ve a llamar al mejor equipo médico para que me examine».
Estaba prácticamente radiante de emoción al pensar que Linsey lo cuidaría.
En su opinión, el enfrentamiento con Collin había valido la pena. No solo había descargado su ira, sino que también había conseguido acercarse a la mujer que amaba.
Mientras tanto, en la habitación contigua, Collin había llamado a Dominic desde un hospital privado.
En cuanto Dominic entró y vio las heridas de Collin, se quedó estupefacto.
—¿Qué demonios te ha pasado? Te vi hace solo unas horas y ahora tienes este aspecto. —La voz de Dominic denotaba preocupación.
Acababa de terminar de atender a Linsey. ¿Y ahora Collin? ¿Qué le pasaba a esta pareja?
Linsey dejó escapar un suspiro de impotencia, sin saber cómo explicarlo.
De camino, Dominic ya había oído algunos fragmentos de la historia.
Como ni Linsey ni Collin parecían dispuestos a hablar, siguió adelante.
—¿En serio, Collin? ¿Qué te llevó a enfrentarte a Gorman? He oído que incluso os llevaron a la comisaría antes de resolver las cosas. Y ahora mirad, los dos tirados en camas de hospital.
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