Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 402
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Capítulo 402:
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Sin embargo, Collin no se desanimó por su tono.
Después de pensarlo un momento, fue a buscarle algo de beber. «Toma, bebe un poco de agua», le dijo, dejando el vaso a su lado.
Linsey apenas le miró. «No tengo sed».
Collin dejó el vaso cerca, a su alcance.
Sin desanimarse, le preguntó: «Debes de tener hambre. Has estado inconsciente durante horas. Deberías comer algo. ¿Qué te apetece?».
Linsey lo miró con escepticismo. «¿Vas a cocinar?».
Collin dudó, pero asintió. «Dime lo que quieres. Aprenderé a hacerlo y te prometo que estará delicioso».
Linsey miró su rostro serio, luego sonrió y se dio la vuelta. —No te molestes. Solo desperdiciarás comida. Las criadas ya tendrán bastante trabajo limpiando después de ti.
Collin se quedó sin palabras por un momento, recordando el último desastre que había causado en la cocina: la explosión del microondas aún estaba fresca en su mente. —Está bien, les pediré que preparen algo —dijo, cambiando de estrategia.
—No tengo hambre —respondió Linsey sin emoción.
Aunque un poco decepcionado, Collin no se rindió—. ¿Está bien la temperatura aquí? Puedo ajustarla si quieres.
Linsey exhaló lentamente, resistiendo el impulso de poner los ojos en blanco.
Incluso sin mirar, podía sentirlo rondando a su alrededor.
Esa noche, Linsey levantó la vista y, por primera vez, se fijó realmente en la imponente altura de Collin.
Cada vez que se acercaba, su presencia la envolvía por completo.
Ignorarlo se convirtió en una tarea imposible.
Sintiendo una mezcla de molestia y un cosquilleo involuntario en el corazón, Linsey soltó: «Collin, ¿podrías salir un momento? Necesito espacio».
A regañadientes, Collin empezó a protestar, sintiendo la necesidad de quedarse y resolver las cosas. Su determinación de reconciliarse con Linsey era firme.
Con un empujón firme, Linsey acompañó a Collin hacia la puerta. —Busca otra habitación para dormir esta noche. La puerta se cerró de golpe justo antes de que Collin entrara.
Él se quedó fuera, dejando escapar un suspiro de resignación.
¿Quizás una carta de disculpa detallada sería suficiente?
En ese momento, su teléfono interrumpió sus pensamientos.
—¡Sr. Riley! ¡Noticias urgentes! ¡Fernanda ha sido secuestrada por unos asaltantes desconocidos!
El rostro de Collin se endureció al oír la noticia.
Inmediatamente pensó en un sospechoso.
«Esto tiene todas las huellas de Gorman. ¿Qué estará tramando ahora?», murmuró Collin.
«Sr. Riley, ¿qué hacemos ahora?», preguntó su asistente por teléfono.
Collin entrecerró los ojos y su voz se volvió más grave. «No podemos permitir que se lleven a Fernanda tan fácilmente».
Sus ojos se posaron de nuevo en la puerta del dormitorio, firmemente cerrada, recordando el encuentro con Linsey en el salón del hotel.
Juró en silencio que cualquiera que pusiera en peligro a Linsey sufriría graves consecuencias.
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