Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 395
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Capítulo 395:
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Solo entonces Dominic se fijó en Linsey, y su sorpresa fue evidente al ver su ropa empapada en sangre.
—¿Qué le ha pasado a Linsey? —exclamó Dominic. Era evidente que la urgencia de la situación había hecho que Collin abandonara su habitual cautela.
¿Qué acaba de decir?
¿Fue Gorman quien le hizo daño a Linsey?
El rostro de Dominic reflejaba su incredulidad. «¿Gorman ha hecho esto?».
Mirando con seriedad a Collin, Dominic preguntó: «¿Ha descubierto quién eres realmente?».
Sin responder, Collin entró en la oficina de Dominic, con Linsey todavía en brazos.
«No hay tiempo para discutir esto ahora. Linsey ha sido drogada y necesita desintoxicación inmediata. También tiene una herida en la mano que he conseguido limpiar, pero sigue sucia y podría infectarse. Tienes que vendarla rápidamente».
Dominic entró detrás de él y cerró la puerta con cuidado.
Era evidente que Collin solo se volvía hablador cuando se trataba de Linsey. Normalmente era un hombre de pocas palabras.
«¡Entendido!
Consciente de la creciente impaciencia de Collin, que pronto podría convertirse en ira, Dominic cogió rápidamente los suministros médicos necesarios para atender a Linsey.
—¿Qué demonios le ha pasado a Linsey para tener una herida tan profunda en la palma de la mano? ¡Ese hijo de puta de Gorman! Es un gilipollas integral, ¡la escoria de la tierra! Dominic apretó los puños, con la voz llena de furia. Collin se quedó en silencio, y sus palabras salieron en un tono tranquilo, casi inquietante. —Linsey estaba drogada. Se cortó la palma con un cuchillo solo para mantenerse consciente.
Dominic abrió los ojos con sorpresa al oír esto. A medida que asimilaba la gravedad de los actos de Linsey, su respeto por ella creció enormemente. ¡Era evidente que no era una mujer cualquiera!
Después de hacerle un análisis de sangre a Linsey, Dominic exhaló un largo suspiro de alivio al revisar los resultados. «Afortunadamente, las toxinas de la droga han desaparecido en gran parte de su organismo. Debió de necesitar una fortaleza increíble para superar esto», comentó con voz cargada de admiración.
Entregándole el informe a Collin, Dominic añadió lentamente: «Es realmente extraordinaria. La mayoría de la gente no habría tenido la fuerza para soportar tal calvario».
Collin aceptó el informe con una expresión que mezclaba dolor y arrepentimiento mientras miraba a Linsey. Había jurado protegerla, protegerla de cualquier daño, y sin embargo allí estaba ella, herida de nuevo. La realidad le golpeó con una fuerza implacable, dejándole un dolor amargo.
Mientras miraba a Linsey tumbada en la cama del hospital, con los ojos cerrados y la tez pálida como un fantasma, el corazón de Collin se estremeció con el feroz deseo de cambiarse por ella y soportar su agonía. Una vez concluido el examen, Linsey fue trasladada a una habitación privada y tranquila del hospital.
Collin permaneció pegado a su cama, negándose a alejarse de su lado ni siquiera un segundo. Observaba atentamente cómo la palidez de su rostro se desvanecía, sustituida por un gradual rubor de vida, ansioso por no perderse el momento en que sus ojos se abrieran.
A medida que las horas pasaban sin pena ni gloria, su asistente apareció en la puerta de la habitación del hospital, rompiendo el silencio con urgencia. —Señor Riley, tengo noticias urgentes.
Tras lanzar una última mirada a Linsey, Collin salió, con movimientos deliberados y suaves para no perturbar su tranquilo sueño.
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