Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1418
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1418:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«¿Qué? ¿Ese hombre despiadado y sin escrúpulos?».
Antes de que uno de los ejecutivos pudiera terminar, el jefe de los guardaespaldas lo agarró por el cuello y le apuntó con una pistola a la sien sin dudarlo. «Cuida tus palabras cuando hables del Sr. Riley».
El hombre que se había atrevido a llamar despiadado a Collin temblaba bajo el cañón de la pistola y balbuceó: «Lo… lo siento».
Los guardaespaldas guiaron cortésmente a Linsey hasta un sofá cercano.
Cuando reconoció a Collin, una oleada de sorpresa la recorrió y su corazón se aceleró. Unos instantes después, abrió los ojos con incredulidad: él no estaba en su silla de ruedas.
Collin pareció sentir su mirada y se giró, sus miradas se cruzaron al otro lado de la sala. Al verla, tan visiblemente maltratada, sus rasgos llamativos se oscurecieron como una tormenta que se avecina.
Linsey abrió la boca para hablar, pero antes de que pudiera articular palabra, Collin acortó la distancia con pasos rápidos. En un instante, se quitó la chaqueta y se la puso sobre los hombros, con su voz profunda y resonante teñida de preocupación. «¿Estás bien?».
Su inesperada ternura tomó a Linsey por sorpresa, y las emociones que había reprimido se derrumbaron como una presa que cede.
«No», respondió ella, con lágrimas brotando de sus ojos mientras se atragantaba, «todos se unieron contra mí».
Su cercanía hizo que sus lágrimas cayeran sobre el dorso de su mano. Collin miró hacia abajo, con una punzada aguda retorciéndole el pecho.
Linsey, aún temblando, continuó, con la voz cargada de resentimiento: «No te imaginas lo crueles que fueron. Se burlaron de mí con chistes groseros, me rozaron la mano a propósito, me insultaron, me inmovilizaron para que no pudiera escapar y me obligaron a beber…».
Sus palabras se disolvieron en sollozos, su visión se nubló por las lágrimas mientras luchaba por respirar. El licor fuerte que la habían obligado a beber ahora la golpeaba con fuerza, sus efectos mareaban sus sentidos.
Sigue leyendo en ɴσνєℓα𝓼4ƒαɴ.𝒸ø𝗺 para ti
Su cuerpo se balanceó, ya fuera de su control, a punto de desplomarse. Con rápida precisión, Collin la atrapó justo antes de que cayera, rodeando con su fuerte brazo su esbelta cintura y atrayéndola con seguridad hacia su abrazo. Linsey se aferró a él, como si fuera su salvavidas, y sus lágrimas empaparon su camisa con gotas pesadas e implacables.
Collin, normalmente reacio a la cercanía y conocido por su naturaleza meticulosa, no se apartó. En cambio, le acarició suavemente el pelo, cada caricia deliberada y tranquilizadora.
«No tengas miedo», le susurró, con una voz baja y autoritaria que le calmó. «Te han hecho daño, y les haré pagar por ello diez veces más».
»
Linsey dejó escapar un suave gemido de dolor.
Cuando su voz se desvaneció, la mirada de Collin se desplazó hacia los ejecutivos, ahora acorralados por los guardaespaldas. Sus ojos brillaban con una frialdad despiadada.
La bravuconería de los ejecutivos se desmoronó, y su anterior arrogancia hacia Linsey fue sustituida por un miedo tembloroso.
.
.
.