Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1323
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Capítulo 1323:
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Hasta después de su cumpleaños, entonces le explicaría todo y aclararía este horrible malentendido.
Por desgracia, su prolongado silencio solo avivó las sospechas de Collin.
Una sonrisa fría y cruel se dibujó en los labios de Collin mientras pronunciaba su veredicto. «Mírate, pillada in fraganti en tus mentiras, tan asustada que ni siquiera puedes hablar, ¿eh?».
«¡No!», exclamó Linsey con voz fuerte y clara, frunciendo el ceño con feroz determinación. «No me importa si me crees o no, pero nunca, jamás, te he engañado. Ni una sola vez».
La expresión de Collin seguía siendo fría como el hielo. No le conmovió en absoluto su apasionada negación. «Si eres tan inocente, ¿por qué no me dejas ver ese teléfono? ¿Qué temes que encuentre?».
—¡Porque es mi espacio personal y mi privacidad! —La voz de Linsey se elevó con justa ira. Plantó los pies con firmeza en el suelo de la cocina, negándose a retroceder ni un centímetro—. No puedes seguir arrollándome cada vez que tu cerebro paranoico empieza a inventarse historias. Soy tu esposa, no tu prisionera, y tienes que mostrarme algo de respeto.
Las palabras de Collin salieron en un gruñido bajo y amenazante, con los dientes tan apretados que le dolía la mandíbula. —Te he estado respetando. Créeme, si no te mostrara respeto, ya estarías bajo tierra.
Un brillo peligroso parpadeó en los ojos de Collin. «Linsey, esta es tu última oportunidad. Dame tu teléfono para que lo revise y dejaré pasar todo lo demás».
Pero en lugar de ceder, Linsey dio varios pasos atrás, con el rostro cauteloso. «Eso no va a pasar».
La paciencia de Collin se agotó. Se abalanzó sobre ella, la atrajo hacia sí y le quitó el teléfono. «En cuanto averigüe quién es ese tipo, te juro que se lo haré pagar delante de ti».
Linsey permaneció en silencio, apretando el teléfono contra su pecho como si su vida dependiera de ello. Pero la diferencia de fuerza entre ellos era imposible de ignorar.
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Justo cuando Collin estaba a punto de arrebatarle el teléfono, Linsey exclamó desesperada: «¡Ivy! ¡Ayúdame, por favor! »
Alarmada por los gritos, Ivy entró corriendo desde la sala de estar. «¿Qué pasa?».
Como una persona que se ahoga y se agarra a una cuerda, Linsey rompió a llorar dramáticamente. «¡Ivy, sálvame! ¡Collin me está acosando!».
Como era de esperar, Ivy saltó en defensa de Linsey, apartando a Collin y regañándolo duramente. «Collin, ¿qué te pasa? Linsey es tu esposa. ¿Cómo puedes tratarla así? ¿Dónde está tu respeto?».
Con la inesperada intervención de Ivy, el plan de Collin de quitarle el teléfono se vio frustrado. Chasqueó la lengua con frustración y protestó: «Abuela, ella empezó».
Ivy le dio un fuerte golpe en el brazo y le respondió: «No seas ridículo. Linsey es una chica dulce. ¿Cómo podría acosarte?».
Linsey, a salvo tras la presencia protectora de Ivy, asintió con entusiasmo. Collin le lanzó una mirada fría y amenazante, lo que la hizo encogerse aún más detrás de su insólita aliada.
Collin lanzó una mirada gélida a Ivy. «Está viendo a otra persona a mis espaldas y no quiere saber nada de mí. Si eso no es acoso, ¿qué es?».
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