Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1265
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Capítulo 1265:
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Justo cuando se daba la vuelta para marcharse, la voz de Collin cortó el aire.
En lugar de abordar sus válidas preocupaciones, dijo: «Ya he confirmado tu asistencia. ¿Qué se supone que debo hacer si te niegas a aparecer?».
«No lo sé. Ese es tu problema». La emoción pura aún recorría a Linsey mientras las palabras salían de su boca sin control. «Si no puedes encontrar una solución decente, simplemente arrastra a otra persona para que haga de tu esposa en el banquete».
En el momento en que esas palabras salieron de su boca, la conmoción le heló la sangre.
Los rasgos anteriormente serenos de Collin se volvieron tormentosos, y una energía peligrosa irradiaba de todo su ser.
«Yo…». El miedo se apoderó de la voz de Linsey. Se apresuró a retractarse.
Pero la paciencia de Collin se había evaporado por completo. Sin mirarla, extendió la mano y le agarró la muñeca con una precisión inquietante.
Al momento siguiente, la empujó hacia delante, haciéndola caer directamente sobre su regazo, con la mitad de su cuerpo estrellándose contra su sólido abrazo.
Antes de que ella pudiera procesar lo que había sucedido, los dedos de Collin se cerraron alrededor de su cara, con la mandíbula apretada mientras soltaba una risa escalofriante. «¿Qué acabas de decir? ¿Te importaría repetir esas palabras?».
El dolor atravesó las mejillas comprimidas de Linsey, su boca se vio forzada a adoptar una forma incómoda que le impedía hablar.
Solo podía murmurar incoherencias mientras negaba con la cabeza, tratando desesperadamente de retractarse de su imprudente afirmación. Sin embargo, la ira de Collin ardía con la misma intensidad.
Su fría mirada se clavó en sus delicados rasgos mientras esbozaba una sonrisa burlona: «Linsey, ¿te gusta que te traicionen?».
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Todas las demás mujeres de la alta sociedad luchaban con uñas y dientes para preservar sus matrimonios. Sin embargo, ahí estaba ella, prácticamente dándole permiso para buscar una sustituta. ¿Qué lógica retorcida se le había metido en la cabeza?
Ese pensamiento solo avivó aún más la furia de Collin, que apretó sin piedad su piel.
Linsey jadeó por la presión y se retorció para escapar de su férreo agarre. Apenas logró respirar antes de apresurarse a aclarar: «No es eso lo que quería decir».
«Entonces, ilumíname», gruñó con frialdad.
A Linsey le fallaron las palabras y apretó los labios temblorosos. —No quería decir nada con eso. Simplemente no quiero asistir.
La voz de Collin se redujo a un gruñido autoritario. —Esa decisión te corresponde a ti.
La tensión crepitaba entre ellos como un cable eléctrico.
Linsey se encontró completamente superada, incapaz de montar ninguna defensa eficaz contra la voluntad de Collin.
Finalmente, Collin abandonó por completo la discusión y giró su silla de ruedas para dejarla atrás.
«¡Collin! Tengo todo el derecho a negarme. ¡No puedes seguir pisoteándome así!». La voz de Linsey se quebró mientras le gritaba.
Por mucho que gritara desesperadamente, Collin se movió como si sus palabras no fueran más que aire vacío, pulsando el botón del ascensor sin mirar atrás.
Las puertas del ascensor se abrieron y lo engulleron por completo, borrando a Collin de la vista de Linsey.
Mientras lo veía desaparecer, los hombros de Linsey se hundieron hacia dentro, con la derrota claramente reflejada en su rostro.
La irritación hervía bajo la piel de Linsey, incapaz de entender por qué siempre se veía envuelta en cosas en las que no quería participar.
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