Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1212
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Capítulo 1212:
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«No fue mi intención», respondió ella, tratando de parecer razonable. «La primera vez, perdí el equilibrio. La segunda, tenía las manos mojadas por el café y no pude sujetarlo bien».
«¿En serio? Qué coincidencia», respondió Collin, con voz cargada de sarcasmo frío mientras la ira ardía en su interior. Su expresión se tornó tormentosa en un instante, negándose claramente a creer una palabra de lo que ella decía. «Linsey, ¿me tomas por tonto?».
Al oír su tono duro, Linsey sintió que su confianza se desmoronaba. La compostura que había mostrado momentos antes comenzó a desvanecerse.
Se mordió el labio, buscando desesperadamente alguna excusa para lo que había hecho, pero su mente se había quedado completamente en blanco.
Al ver a Linsey allí de pie, en silencio, atónita, Collin interpretó su mutismo como una clara confesión.
Su mente saltó inmediatamente a conclusiones. Debía de estar actuando así porque estaba molesta por las burlas que él había hecho antes sobre Félix, lo que la había llevado a este intento mezquino y torpe de venganza.
La mera posibilidad de que ella hubiera hecho eso por Félix hizo que Collin apretara los nudillos contra el reposabrazos de la silla de ruedas hasta que se pusieron blancos. Las venas se le hincharon en el dorso de las manos como si fueran a reventar.
—¡Fuera! —espetó Collin, perdiendo finalmente los estribos. Esas palabras eran exactamente lo que Linsey esperaba oír en secreto.
Pero antes de que pudiera sentir ninguna sensación de victoria, Collin añadió: «A partir de ahora, tienes prohibido entrar en el estudio sin mi permiso».
Linsey se quedó paralizada, completamente atónita.
¿Solo le prohibía entrar en el estudio? ¿Cómo era posible? Había cometido un error tras otro delante de él, acciones que deberían haber sido totalmente imperdonables a sus ojos. Estaba segura de que estaría tan furioso que la echaría de casa.
Nada estaba saliendo según el plan de Linsey. Se quedó clavada en el sitio, paralizada por la confusión.
Sin darle más tiempo para procesar la situación, Collin le ordenó secamente que se marchara inmediatamente.
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Linsey se vio escoltada fuera del estudio y bajó pesadamente las escaleras, dejándose caer en el sofá con el corazón encogido.
En ese momento, su teléfono vibró y una notificación iluminó la pantalla.
Al coger el teléfono, Linsey descubrió que solo era un anuncio spam. Lo borró y, sin nada mejor que hacer, empezó a desplazarse sin pensar por su teléfono.
Por pura casualidad, se topó con una publicación de Joanna.
Era un collage de fotos etiquetado en una boutique de lujo, en el que se veía una serie de joyas exquisitas. En el centro se veía la mano de alguien entrelazada con la de Joanna, ambas adornadas con piezas brillantes.
El pie de foto decía: «Hoy he tenido un día maravilloso. ¡Gracias por la sorpresa de cumpleaños única!».
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