Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1202
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1202:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Su voz se quebró mientras asentía con la cabeza, y las lágrimas cálidas comenzaron a caer libremente. Una maraña de emociones se enredaba en su interior: dolor, rabia, impotencia.
Una lágrima se deslizó y cayó suavemente sobre el dorso de su mano. Collin la miró, luego a sus labios sangrantes, hinchados y temblorosos. ¿Le había hecho tanto daño? ¿Para que se derrumbara así?
Sin pensarlo, levantó la mano con la intención de secarle las lágrimas.
Pero Linsey captó el movimiento con el rabillo del ojo e instintivamente apartó la cara, retrocediendo ante su contacto.
Su mano se quedó paralizada en el aire. Una expresión de irritación se dibujó en su rostro. Su mirada se enfrió de nuevo, bullente de frustración contenida.
Luego la soltó. —Vete —dijo con frialdad.
Linsey se quedó desconcertada por sus palabras. Luego, como quemada, se levantó de un salto de su regazo, con las piernas temblorosas, y retrocedió tambaleándose.
Sin decir nada más, se dio la vuelta, abrió la puerta y desapareció por ella, cerrándola tras de sí con dedos temblorosos.
Collin se hundió más en la bañera, con el agua chapoteando suavemente a su alrededor y el vapor elevándose en el aire.
Linsey se quedó de pie junto al borde de la cama, con los hombros tensos por la inquietud. Se suponía que debía dormir allí con él esa noche.
Pero Collin era demasiado volátil, demasiado impredecible. Compartir la cama con él era como acostarse junto a una tormenta.
Ya le había robado su primer beso. Si también perdía su virginidad con él… no sabría cómo enfrentarse a Félix.
Y, sin embargo, lo sabía: a Collin no le importaría. No la dejaría negarse.
Se abrazó a sí misma, con el corazón latiendo con fuerza. ¿Y ahora qué? ¿Qué podía hacer?
La preocupación arrugó la frente de Linsey, una ola de pánico la envolvió, haciéndole sentir cada respiración entrecortada.
De repente, una chispa de inspiración brilló en su mente.
Sigue leyendo en ɴσνєℓα𝓼𝟜ƒα𝓷.𝒸ø𝓂 con sorpresas diarias
El alivio sustituyó al pánico en sus ojos y una leve sonrisa se dibujó en sus labios. Sin dudarlo un instante más, dio media vuelta, abrió la puerta del dormitorio y salió a hurtadillas.
Al poco rato, Collin terminó de ducharse y salió del baño envuelto en un albornoz azul oscuro.
Recorrió la habitación con la mirada nada más entrar, pero no encontró a Linsey por ninguna parte.
—¿Linsey? —la llamó, recorriendo con la mirada la amplia superficie del dormitorio.
Cruzando rápidamente, abrió la puerta del balcón, medio esperando encontrarla fuera.
—Linsey —volvió a llamar Collin, pero tampoco había ni rastro de ella.
Algo no iba bien.
¿La había molestado tanto que se había ido llorando?
La idea hizo fruncir el ceño a Collin. No dudó en sacar su teléfono y, con dedos ágiles, escribió un mensaje para ordenar a su personal que la buscara.
.
.
.