Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1145
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Capítulo 1145:
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Linsey extendió la mano y acarició la cabeza de cada uno de ellos. «Vamos a divertirnos un poco juntos».
Las últimas semanas la habían tenido muy ocupada, sin dejarle apenas tiempo para momentos como este con sus hijos. Afortunadamente, Zenia y Zander siempre eran muy considerados y la dejaban trabajar en silencio cuando los días se volvían agobiantes.
Pensar en su paciencia hizo que Linsey se sintiera agradecida y un poco culpable por el tiempo que había perdido.
«Hagamos que hoy sea un día especial, cariño. Os prometo que os dedicaré todo mi tiempo».
Con un suave tirón, llevó a los niños a su rincón del salón, lista para unirse a sus juegos. Los juegos y las risas llenaron la mañana, haciendo que las horas se desvanecieran.
Finalmente, el aroma del pan tostado llegó hasta ellos y Glenda regresó con voz suave. —Señora Riley, el desayuno está listo.
Linsey respondió a Glenda con un suave movimiento de cabeza. Su mirada se posó en Zenia y Zander, que seguían absortos en su juego, y decidió no interrumpirlos, pensando que el desayuno podía esperar un poco más.
Al poco rato, Zenia terminó su actividad y Zander acabó justo después.
«¡Mamá, ven a ver lo que he hecho!».
«¡Yo también terminé, mami!».
Linsey elogió sinceramente a ambos con voz llena de ánimo. —¡Muy bien, vosotros dos! Tengo un poco de hambre, así que voy a desayunar primero. Vosotros podéis seguir jugando, ¿vale?
Una dulce sonrisa se dibujó en el rostro de Zenia. «Vale, mami. Ve a comer».
Zander, siempre tan serio, intervino: «Mamá, recuerda comerte todo. ¡No desperdicies la comida!».
Linsey no pudo evitar encontrar su consejo divertido y conmovedor. Le hizo un gesto serio con la cabeza. «Te lo prometo, me lo voy a terminar todo».
Después de lavarse rápidamente, se dirigió a la mesa y finalmente se sentó a disfrutar de su comida.
Un suave zumbido en su bolsillo interrumpió el desayuno de Linsey.
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Esperando ver el nombre de Collin en la pantalla, se secó rápidamente las manos y miró el identificador de llamadas.
En su lugar, el nombre de Dolores apareció en la pantalla.
La sorpresa se reflejó en los ojos de Linsey mientras descolgaba, con una sonrisa en la voz. «Te has levantado temprano, ¿qué pasa?».
La respuesta de Dolores tenía un tono que Linsey percibió de inmediato. —Tengo buenas y malas noticias. ¿Cuáles quieres oír primero?
El tono serio borró la alegría del rostro de Linsey. Su alegría se desvaneció y, de repente, el pan que estaba disfrutando no le sabía a nada.
Tras una pausa, respondió: «Empecemos por las buenas noticias».
Empezar el día con algo sombrío era lo último que quería Linsey; necesitaba un poco de positividad.
Aclarando la garganta, Dolores pronunció cada palabra con cuidado. «Todo tu esfuerzo ha dado sus frutos: el Grupo Davidson acaba de conseguir una plaza en el Concurso Internacional de Diseñadores. ¡Estamos a punto de dar el salto al escenario mundial! ¡Estás en camino de convertirte en una diseñadora de fama mundial y el nombre de mi empresa también va a brillar!».
En cuanto Dolores terminó su anuncio, los pensamientos de Linsey estallaron de emoción, como si su mente se hubiera iluminado de repente con la alegría.
Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro y sus ojos se llenaron de lágrimas. «Espera, ¿hablas en serio? ¿De verdad estás diciendo la verdad?».
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