Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1128
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Capítulo 1128:
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«Si estás tan empeñado en proteger a Dolores, entonces no rompas con Joanne. Así, Dolores mantendrá su buen nombre», dijo Hester con sarcasmo, con cada palabra rebosante de ironía. «¿No acabas de decir que podrías quedarte con Dolores para siempre, incluso sin boda? Adelante, inténtalo, a ver qué le parece a Dolores».
Atónito, Dustin finalmente dejó escapar un suspiro de cansancio. «No es eso lo que quería decir, mamá».
Mientras tanto, Joanne observaba cómo se desarrollaba la discusión, con los labios curvados en una sonrisa triunfante. Adoptó un aire preocupado y habló con tono pausado. —No hay necesidad de precipitarse. Quizás haya otra forma de resolver esto.
Esa posibilidad iluminó los rostros de Hester y Dustin, y una chispa de esperanza brilló entre ellos.
Intrigada, Linsey dirigió su atención a Joanne, ansiosa por escuchar la solución que podría proponer.
En ese momento, Linsey captó el inconfundible brillo de la victoria que se escondía detrás de la suave sonrisa de Joanne. Una sacudida repentina le recorrió el pecho, ya que esa mirada le recordó manipulaciones que había visto antes.
La comprensión hizo que Linsey abriera los ojos como platos, y la sospecha creció: sin duda, Joanne se estaba preparando para otra trama ingeniosa.
—Suéltalo —dijo Hester con voz temblorosa por la impaciencia.
No había podido convencer a Dustin, así que puso sus esperanzas en Joanne.
Dustin miró a Joanne con ojos llenos de esperanza. En silencio, deseó que ella dijera algo, cualquier cosa, que facilitara las cosas. Se había hecho una promesa: si Joanne accedía a romper el compromiso de forma amistosa, él estaría en deuda con ella. Le ayudaría en lo que necesitara en el futuro, sin hacer preguntas.
Pero Dustin la había juzgado mal.
Joanne lo miró lentamente y dijo: «Dustin, ¿por qué no continuamos con la cooperación que acordamos hace poco?».
Dustin parpadeó, confundido. Entonces lo comprendió. Su voz se elevó con incredulidad. «¿Qué? Joanne, ¿estás loca?».
«¿Cooperación? ¿Qué cooperación?», preguntó Hester, frunciendo el ceño.
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Linsey, que había estado escuchando, esbozó una sonrisa amarga e impotente. Después de todo el caos, allí estaban, de vuelta al punto de partida.
Una vez más, Joanne estaba jugando, utilizando la relación de Dustin con Dolores como arma. Intentaba crear problemas entre Jeffery y Alicia.
Se volvió hacia Hester con mirada tranquila. —Ellos no aceptarán, pero quizá tú sí. Eres la presidenta del Wade Group. Si me ayudas, podrás poner a Jeffery en contra de Alicia. Una vez que se divorcien, tendré la oportunidad de acercarme a él.
Hester dio un paso atrás, atónita. Su voz temblaba. «Joanne, ¿estás loca? ¿Cómo voy a ayudarte a acercarte a Jeffery? ¡Está casado y su mujer está embarazada!».
Joanne respondió fríamente, sin pestañear. —Puede abortar, ¿no? ¿Y qué si está embarazada? Aunque Alicia dé a luz, puedo deshacerme del niño.
La habitación se quedó en silencio. Las caras cambiaron. Cada niño era un regalo, cada vida era sagrada. Pero Joanne lanzó esas palabras como si no significaran nada.
El rostro de Linsey se endureció. «¿Te estás escuchando? Eso es un delito, Joanne. Los delitos llevan a la gente a la cárcel».
Respiró hondo y añadió: «¿Sabes el daño que causa un aborto espontáneo a una mujer? Tú también eres mujer. ¿Cómo puedes hablar así, sin corazón, sin vergüenza?».
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