Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1105
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Capítulo 1105:
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Un pitido agudo llenó los oídos de Dolores, ahogando todo lo demás.
Miró a Joanne, demasiado conmocionada para hablar, con las palabras atascadas en la garganta.
«Joanne, eres muy fácil de contentar». En ese momento, una voz familiar rompió la tensión.
De repente, Dolores sintió que la presión sobre su muñeca desaparecía, sustituida por un suave roce.
Al mirar, se encontró con la mirada clara y radiante de Linsey.
Aunque Linsey mantenía la compostura, había algo frío en ella, una distancia fría, casi burlona, en su tono cuando dijo: «Se supone que una fiesta de compromiso es una gran celebración, pero la madre de Dustin la ha programado para su cumpleaños. Tu paciencia es impresionante. Yo nunca me conformaría con algo tan poco entusiasta».
La sola presencia de Linsey bastó para que la mano de Joanne se deslizara de la de Dolores.
Sin decir nada más, Linsey tomó con calma la mano de Dolores y la llevó a un lado.
Cuando Linsey bajó la vista, vio las marcas rojas de los golpes en la muñeca de Dolores.
«¿Te duele?», preguntó Linsey en voz baja, frunciendo el ceño con preocupación.
La visión fue prueba suficiente para Linsey de que Joanne debía de haber apretado con demasiada fuerza.
Dolores soltó una pequeña risa seca. —No es nada. Apenas lo noto. —Un poco de dolor no le molestaba, y no estaba dispuesta a rebajarse al nivel de Joanne por algo tan trivial.
Para tranquilizar a Linsey, Dolores le dedicó una sonrisa cálida y tranquilizadora, dejando claro que realmente no le importaba.
Linsey captó el mensaje de Dolores, pero no estaba convencida.
La escena aún estaba fresca en su mente: en el momento en que había entrado en el salón de baile, había visto a Joanne sujetando la muñeca de Dolores, con una expresión de orgullo en el rostro.
Al mismo tiempo, Dolores tenía una expresión tensa, con la frustración apenas oculta bajo la presencia dominante de Joanne.
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Linsey no había perdido ni un segundo y se había acercado de inmediato, aunque eso significara dejar a Collin en la entrada, aún merodeando fuera.
—Linsey, has tardado mucho. Te estábamos esperando —la saludó Joanne con suavidad, como si nada hubiera pasado. Tras escuchar el comentario anterior de Linsey, una expresión de fastidio cruzó el rostro de Joanne antes de que lograra ocultarla.
Para Joanne, daba igual que se tratara de una celebración de compromiso o del cumpleaños de Dustin.
Lo único que importaba era conseguir lo que quería, sin importar la ocasión.
A decir verdad, Dustin nunca había sido su elección. Cuando terminó de hablar, los ojos de Joanne se desviaron de Linsey hacia la entrada, y una leve mueca de disgusto se dibujó en sus labios.
Los invitados entraban en el salón, pero Collin seguía sin aparecer. Al darse cuenta, Joanne soltó una risita silenciosa y cómplice.
—¿Aún no ha llegado Collin? —preguntó Joanne con fingida inocencia, con los ojos brillantes y fingida preocupación—. Suponía que vendría contigo.
Linsey respondió con una sonrisa enigmática. —Sigue ocupado con asuntos de CR Corporation. Estos días han sido especialmente ajetreados.
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