Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1069
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1069:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Esas palabras helaron la sangre de Linsey, aunque rápidamente disimuló su conmoción.
Cuatro años atrás, en aquella reunión universitaria, Linsey había percibido algo inquietante en Shari, bajo sus sonrisas forzadas. Por fin, todas las piezas encajaron. Shari se había casado con un hombre absolutamente horrible. Una sola mirada a su aspecto maltrecho lo decía todo. Años de violencia doméstica habían dejado marcas crueles en su frágil cuerpo.
Linsey mantuvo la voz firme, sin querer avergonzar más a su amiga. «No importa quién sea para ti, en cuanto te levante la mano, dame la más mínima señal. Moveré cielo y tierra para ayudarte. Haré todo lo que pueda para echarte una mano».
Extendió la mano y apretó la temblorosa mano de Shari. «No te preocupes por mí. Estaré bien».
Collin corrió por los pasillos del hospital y finalmente encontró a Linsey en una habitación privada con Shari.
«Linsey, solo son rasguños y moretones. No hay necesidad de hospitalizarte», dijo Shari.
En el momento en que la llevaron a esa impecable habitación privada, Shari se sintió completamente fuera de lugar y abrumada. Años de penurias le habían enseñado a soportar el dolor en silencio, sin molestarse en tomar medicamentos ni siquiera cuando la fiebre le quemaba el cuerpo. Las visitas al hospital solo se habían vuelto frecuentes el año pasado debido al deterioro de la salud de su hija.
La voz de Linsey transmitía autoridad y preocupación genuina. «El médico ha confirmado que estás muy débil. No solo estás desnutrida, sino que tus niveles de anemia son peligrosamente bajos. El reposo ya no es opcional».
Su expresión se suavizó ligeramente. «Todavía estamos esperando los resultados completos de las pruebas, así que por ahora concéntrese en recuperarse».
Shari se movió incómoda, con las palabras atascadas en la garganta. Elva Sánchez, su hija, seguía esperando sola en el estrecho dormitorio del personal, detrás del restaurante. No podía hacerla esperar mucho más.
Sin embargo, mencionar a Elva en ese momento le parecía incorrecto. Lo último que quería era cargar a Linsey con otro problema.
De repente, la puerta se abrió de golpe con un fuerte estruendo. Collin irrumpió en la habitación con el pánico reflejado en su rostro enrojecido. —¡Linsey!
últιmαs αctualizaciones ɴσνє𝓁αѕ4ƒαɴ
Su voz rompió el silencio de la habitación, llamando la atención de Linsey al instante. Ella se levantó de la silla, con una expresión de sorpresa en el rostro, y se acercó instintivamente a él. —¿Cómo has llegado tan rápido? —Su mensaje había sido enviado hacía apenas diez minutos. Incluso conduciendo, el trayecto debería haberle llevado al menos media hora.
Collin acortó la distancia entre ellos con pasos rápidos y le puso las manos en los hombros mientras la miraba intensamente de arriba abajo. —¿Estás herida? —Su voz delataba una preocupación apenas controlada—. ¿Te duele algo? ¿Te ha examinado un médico? ¿Qué te ha dicho?
Su frenética preocupación le arrancó una suave risa. —Estoy perfectamente, ¡de verdad!
Inmediatamente dio un paso atrás y abrió los brazos, girando lentamente en círculo para demostrarlo. —Mira, ni un rasguño. —Una chispa traviesa brilló en sus ojos—. ¡Incluso conseguí derribar a un matón agresivo que pensó que podía atacarnos!
En lugar de aliviar su tensión, sus palabras solo profundizaron el fruncimiento de su ceño. «Dime exactamente qué pasó». Su mensaje de texto solo contenía lo estrictamente necesario, dejándole con más preguntas que respuestas.
.
.
.