Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1054
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Capítulo 1054:
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A estas alturas, Linsey pensaba que no debía haber mucha diferencia entre su aspecto actual y el de hacía cuatro años.
Quizás Myla solo intentaba llenar el silencio, sin expresar realmente ninguna preocupación profunda.
Una risa repentina de Jeffery rompió la tensión entre ellos. «Tengo que decir que últimamente te comportas con mucha más elegancia. No te pareces en nada a la mujer que recuerdo de hace cuatro años».
Las palabras hicieron sonreír a Linsey, que respondió con una sonrisa: «Cualesquiera que sean los cambios que veas en mí, no son nada comparados con lo mucho que has cambiado tú».
Con una sonrisa pícara, se volvió hacia Alicia. «Si supieras lo difícil que era entonces», dijo Linsey, con una seriedad fingida que apenas ocultaba su diversión.
Aunque sus palabras eran jocosas, la burla despertó algo profundo en Jeffery, sacando a la superficie viejos remordimientos. Imágenes del pasado parpadearon en su mente: recordó cómo se había dejado engañar por las mentiras de Carol, cómo había actuado sin conocer todos los hechos y cómo había herido a Linsey más de lo que quería admitir.
Una sombra se apoderó de su rostro al aflorar los recuerdos. Durante un instante, nadie dijo nada.
Jeffery rompió finalmente el silencio, con voz tranquila pero sincera: «Linsey, te debo una disculpa».
Al instante, el ambiente de la habitación cambió y la tensión se apoderó del lugar. La sonrisa despreocupada de Linsey había desaparecido. Miró a Jeffery con detenimiento, con el rostro sereno pero distante. Decidió apartar la mirada, dejando que el silencio se instalara entre ellos.
Alicia parpadeó sorprendida, sin saber cómo reaccionar ante el cambio repentino. En todo el tiempo que llevaba con Jeffery, Alicia no recordaba haberle oído admitir nunca una culpa, y mucho menos de forma tan abierta.
Normalmente se presentaba como un modelo de elegancia y cortesía, pero Alicia siempre había detectado un ligero rastro de orgullo que parecía seguirlo a todas partes.
Oírle disculparse tan sinceramente ante Linsey le parecía casi imposible de creer.
Las preguntas comenzaron a dar vueltas en la mente de Alicia, cuya curiosidad se despertó por la evidente historia entre ellos.
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Alicia no tenía toda la información, pero era suficiente para deducir que los Lawson habían herido a Linsey de alguna manera que le había dejado huella. Ahora parecía que estaban intentando arreglar las cosas.
El ambiente estaba empezando a cambiar. Alicia se dio cuenta.
Tras una breve pausa, se levantó de su asiento. Sin decir una palabra, se acercó y cogió una botella de vino de la mesa, como si fuera lo más natural del mundo.
Todos volvieron a la realidad ante la repentina acción de Alicia. Jeffery abrió mucho los ojos al ver cómo ella destapaba hábilmente la botella. Seguro de que iba a beber, se abalanzó hacia ella para quitarle la botella de las manos. —Alicia, ¿qué estás haciendo?
Alicia se apartó con sorprendente rapidez. «Siéntate y no te muevas».
Myla y Cruz intercambiaron miradas alarmadas. —¡Alicia, tenemos zumo aquí mismo! No puedes olvidarte de que estás embarazada, el alcohol está totalmente prohibido —dijo Myla.
«Tiene razón. Si te apetece vino, podemos pedirle al camarero que traiga vino sin alcohol especial para mujeres embarazadas», añadió Cruz.
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