Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1038
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Capítulo 1038:
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Justo detrás, Cruz llegó con preocupación grabada en su rostro. Suavemente, apartó a Myla un paso hacia atrás. «Tranquila, Myla. No la asustes». Con evidente renuencia, Myla finalmente soltó su agarre.
Al cruzar la mirada con Myla, Linsey se dio cuenta de que se estaba secando las lágrimas con las manos temblorosas y sintió una breve sensación de incomodidad.
Su confusión se disipó al ver a Jeffery y Alicia detrás de la pareja de ancianos.
Así que Dolores tenía razón: Jeffery ya les había contado a Myla y a Cruz que ella había vuelto a casa.
Parecía que toda la familia Lawson se había apresurado a acudir al amanecer, como si temieran que ella volviera a desaparecer sin decir nada.
Linsey captó la mirada juguetona y cómplice de Dolores por el rabillo del ojo.
Myla intentó recomponerse, pero la calma serena de Linsey solo la inquietó más.
Perdida en el torbellino del reencuentro, Myla casi olvidó cómo habían terminado las cosas cuatro años atrás. Una disculpa vacilante se le escapó. —Linsey, lo siento. ¿Me pasé?
Myla esbozó una sonrisa nerviosa, con una esperanza evidente brillando en sus ojos húmedos mientras buscaba el perdón.
Linsey frunció ligeramente el ceño. Al mirar un rostro que era un reflejo del suyo, le resultó imposible ser dura.
Respiró hondo, dio un paso atrás y se dirigió a ella con educada reserva. —Sra. Lawson, ¿pasa algo?
Hubo un tiempo en que se sentía lo suficientemente cercana a Myla como para llamarla por su nombre de pila.
Pero después de que se supiera la verdad, Linsey había optado por un trato más distante.
Ni siquiera saber que la pareja que tenía delante eran los padres que tanto había deseado encontrar cambió su decisión.
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Los labios de Myla temblaban de emoción y se le llenaron los ojos de lágrimas mientras luchaba por no llorar delante de todos.
—Nos alegramos mucho de saber que habías vuelto, Linsey. —Tratando de recuperarse, Myla esbozó una sonrisa esperanzada y la invitó—. Si estás libre hoy, ¿te gustaría venir a comer con nosotros? Hemos reservado mesa. Como familia, pensamos…
Las palabras se le atragantaron en la garganta. Preocupada por haber hablado demasiado, se apresuró a corregirse. —Quiero decir que nos gustaría invitarte a comer con nosotros, solo para charlar y ponernos al día.
Cruz añadió en voz baja para apoyarla: —No hay ninguna presión, Linsey. No te pediremos que hagas nada con lo que no te sientas cómoda. Solo queremos compartir una comida juntos.
Estudió a Linsey con suave preocupación, con los ojos enrojecidos por la emoción.
«Has cambiado mucho en cuatro años. Pareces más delgada».
Mientras tanto, Jeffery y Alicia esperaban en silencio detrás de la pareja mayor. Su silencio era una declaración en sí mismo: confiaban en que Myla y Cruz dirían lo que había que decir.
Demasiada gente hablando solo haría que Linsey se sintiera acorralada, y ninguno de ellos quería abrumarla.
Linsey mantuvo la mirada baja y rechazó la invitación con gentil formalidad. «Gracias, pero ya tengo otros planes para hoy. No podré acompañaros a comer».
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