Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1032
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1032:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Hace solo unos días, Dolores estaba destrozada por Dustin, tanto que incluso había perdido peso. Linsey no iba a arriesgarse a arrastrarla de nuevo a ese espiral de dolor, y menos ahora.
Dolores había vuelto a encontrar una chispa de alegría y se había volcado en los preparativos de la sorpresa de cumpleaños de Dustin con auténtico entusiasmo. Linsey no podía arruinar ese atisbo de esperanza con las intrigas de Joanne.
Además, la obsesiva persecución de Joanne por Jeffery no tenía nada que ver con Dolores, era un problema suyo.
Una suave sonrisa se dibujó en los labios de Linsey cuando se le ocurrió una nueva idea, que le daba la excusa perfecta para desviar la conversación. —¿Has tenido tiempo de organizar los regalos que elegiste?
Dolores se iluminó al instante, olvidando sus preocupaciones. —¡Sí, ya está todo listo! Y me he asegurado de esconderlos bien. Dustin no va a pasar por mi casa en un buen rato, así que la sorpresa está a salvo.
—Hablemos en el coche —dijo Linsey mientras tomaba suavemente la mano de Dolores y la guiaba hacia el vehículo.
«De acuerdo». Dolores sonrió alegremente. «Después de un día tan largo, estoy hambrienta. Me pregunto qué estará preparando Glenda para cenar». Llegaron a casa poco después.
Durante toda la cena y más tarde en el salón, Dolores se mantuvo alegre, charlando con una sonrisa relajada.
Linsey se sentó a su lado todo el tiempo, sonriendo de vez en cuando, ocultando sus verdaderas emociones tras un rostro tranquilo y sereno.
Más tarde, esa noche, después de refrescarse, Linsey se metió en la cama. Apenas se había acomodado cuando Collin, que la estaba esperando, la atrajo hacia sí.
«¡Eh! ¿Qué haces?», exclamó ella, sorprendida.
En un abrir y cerrar de ojos, se encontró envuelta en su fuerte abrazo. La sujetaba con tanta fuerza que no podía moverse ni un centímetro.
𝑆𝒾𝑔𝓊𝑒 𝓁𝑒𝓎𝑒𝓃𝒹𝑜 𝑒𝓃 ɴσνєℓα𝓼4ƒα𝓷.ç0𝓂 con contenido nuevo
Su mejilla descansaba contra su pecho. Ambos usaban el mismo gel de ducha, pero, de alguna manera, ella aún podía percibir ese aroma único de Collin. Tras un momento de silencio, Linsey se relajó en sus brazos y sonrió dulcemente. —¿A qué viene ese abrazo tan repentino? —preguntó en voz baja.
Collin apoyó la barbilla en su cabeza. Su pecho se movía mientras hablaba, y el sonido vibraba suavemente contra ella. «Intento que te sientas mejor», dijo con voz tranquila pero llena de calidez.
Linsey se quedó paralizada por un momento. Su corazón dio un vuelco. Se mordió el labio inferior ligeramente y preguntó: «¿Cómo lo has sabido?».
Desde el momento en que entró en la casa, se había puesto una máscara de alegría. Creía haberlo ocultado bien. Pero, claramente, Collin había visto a través de su actuación.
Él soltó una suave risa y le acarició el pelo con delicadeza. —Cariño, soy tu novio. Si no supiera cómo te sientes, tendría que apuntarme a una clase para aprenderlo.
Linsey se echó a reír. —¿Una clase? ¿Enseñan cosas así?
Collin fingió pensar. «Deberían. No todo el mundo nace sabiendo cómo amar a alguien. Yo no lo entendí hasta que te conocí. Si alguien me hubiera enseñado antes, quizá no habría metido tanto la pata».
La habitación estaba en penumbra, iluminada solo por dos suaves lámparas de noche. El resplandor enmarcaba suavemente sus rostros, dejando una cálida sombra en el fondo.
.
.
.