Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 1024
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Capítulo 1024:
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Jeffery ya la había visto y, cuando ella se giró, su rostro se iluminó con la alegría inconfundible de volver a verla.
En el hospital, había sido cauteloso, no quería interrumpirla con lo que suponía que eran asuntos urgentes.
Ahora, al cruzarse en el centro comercial, su primer impulso fue aprovechar la oportunidad para acercarse a Linsey.
Alicia se quedó al lado de Jeffery, captando sin esfuerzo sus intenciones. Estaba más que feliz de seguirle el juego.
—Linsey, qué agradable sorpresa verte de nuevo —dijo Alicia, con una cálida sonrisa que irradiaba auténtica amistad mientras miraba a Linsey.
Linsey parpadeó, tomada por sorpresa, sin saber si este encuentro era pura casualidad o algo más premeditado. Aun así, no podía quitarse de la cabeza la sensación de que Jeffery, que acompañaba a Alicia, embarazada, de compras, no estaba allí por casualidad.
—¿De compras? —preguntó Linsey, manteniendo un tono ligero y casual.
Alicia asintió con la cabeza y miró con cariño a Jeffery. —Jeffery lleva siglos sin renovar su armario. Como hoy hemos salido para la cita prenatal, he pensado que era una buena oportunidad para arrastrarlo aquí y elegirle algo nuevo, para que no siga vistiendo siempre lo mismo.
Linsey esbozó una sonrisa divertida y arqueó ligeramente las cejas. Recordaba vagamente el antiguo aire de arrogancia de Jeffery, que se comportaba con un orgullo casi intocable. Ahora parecía mucho más sensato, casi normal, lo cual resultaba refrescante.
Dolores, por su parte, reconoció a Jeffery al instante, y la mujer embarazada que estaba a su lado era sin duda la esposa que Linsey había mencionado, con la que Jeffery se había casado en secreto seis meses antes.
Dolores encontró el aspecto de Alicia cálido y accesible, un complemento adecuado para el comportamiento de Jeffery.
Jeffery se volvió hacia Dolores y le hizo un gesto cortés con la cabeza. «Señora Davidson».
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Dolores le devolvió una sonrisa radiante y la saludó con la mano. «¡Sr. Lawson, cuánto tiempo!».
Acababa de comentar a Linsey que era probable que la familia Lawson volviera a buscarla y, ni siquiera media hora después, allí estaba el propio Jeffery. Los lazos familiares, al parecer e , tenían una extraña forma de unir a las personas, especialmente en una ciudad como Grester, donde era fácil cruzarse.
—Alicia, permíteme presentarte a la Sra. Dolores Davidson, presidenta del Grupo Davidson y la mejor amiga de Linsey —dijo Jeffery con suavidad, aprovechando el momento para tender un puente entre ellas—. Sra. Davidson, esta es mi esposa, Alicia Lawson.
Alicia habló con tono cálido y sincero. —Sra. Davidson, es admirable ser presidenta a una edad tan temprana. Está claro que Linsey se rodea de personas extraordinarias, lo que dice mucho de por qué ustedes dos son tan íntimas.
Dolores sonrió aún más ante el cumplido. —Gracias, señora Lawson. Es muy amable por su parte.
Si alguien más le hubiera hecho un cumplido similar, Dolores lo habría descartado como mera cortesía. Pero las palabras de Alicia transmitían una sinceridad que la desarmaba, pronunciadas con un tono que la hacía sentir cómoda.
Intercambió una mirada sutil y cómplice con Linsey, y un silencioso alivio pasó entre ellas. Estaba claro que Linsey también sentía una conexión positiva con Alicia.
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