Marcada por el Verdadero Alfa - Capítulo 230
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 230:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Cuando vuelvo a despertarme, Leo está hablando por teléfono y murmura: «Avísame en cuanto los veas».
Escucha un momento y luego mira en mi dirección. Al ver que estoy despierta, dice: «Espera. Lena acaba de despertarse».
Leo me acerca el teléfono al oído. «Es Zoey».
«Hola», digo en voz baja.
«Dios mío, Lena, me alegro mucho de que estés bien, y siento mucho no estar allí», se disculpa Zoey, y puedo oír tanto el dolor como el alivio en su voz.
«No pasa nada, Zoey. Saber que los niños están a salvo contigo es la única razón por la que puedo descansar tranquila», le digo.
«¿Cómo te encuentras?», me pregunta.
«Como un animal atropellado. Me han dejado hecho polvo».
«No te preocupes. Los cabrones que mataste están peor», murmura. «Recuérdame que nunca me ponga en tu contra».
Suelto una risita, pero el movimiento repentino me atraviesa el cuerpo como un cuchillo.
«No me hagas reír. Me duele».
«Lo siento, te quiero, pequeña», murmura Leo.
«Yo también te quiero».
Leo guarda el teléfono y me da un beso rápido. Se sienta en la silla junto a la cama y me sonríe.
«Te ves un poco mejor».
«No lo noto», murmuro, levantando el brazo derecho. Miro el grueso vendaje que me rodea la mano y la muñeca. Juraría que todavía puedo oír el taladro.
«Sigue descansando. Pronto te recuperarás», intenta animarme Leo.
«¿Qué han dicho los médicos?», pregunto, volviendo a apoyar la mano sobre las sábanas. «¿Es muy grave la lesión?».
Punto de vista de Lena
Sigue leyendo en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒαɴ.c♡𝓂 sin interrupciones
Se inclina hacia mí y me acaricia la frente con los dedos. «Tienes el fémur destrozado por la dislocación y por haber caminado con él, pero con un poco de fisioterapia te quedarás como nueva». Intenta sonreírme para tranquilizarme. «Tienes cinco costillas rotas, pero según el médico, deberían curarse en un mes más o menos. Habría sido más tiempo, pero , dado que te curas más rápido que los humanos, es una ventaja para ti. Tómatelo con calma y déjame atender todas tus necesidades».
Casi me echo a reír, pero me contengo a tiempo. «Me gusta cómo suena eso. Pero ya sabes, vas a tener que pelear con Zoey por eso».
«No creo que lo haga. Zoey y yo estamos en un buen momento ahora mismo», dice. Nos miramos fijamente y, al instante siguiente, ambos nos echamos a reír.
«Por favor, no me hagas reír, me duele», le digo.
«Lo siento, mi amor. Yo tampoco me creí las palabras que salieron de mi boca. Pero es bueno que tengas a mucha gente que te quiere. Estarás muy bien cuidada cuando lleguemos a casa», me dice.
Sus ojos acarician mi rostro y luego admite: «Nunca en mi vida había estado tan aterrorizado».
«Yo tampoco». Aterrorizado es, en realidad, quedarse corto. No creo que haya una palabra para describir lo que sentí. Hubo un par de ocasiones en las que realmente creí que iba a morir.
«Leo, hay algo más que debes saber», se me quiebra la voz, porque tengo que contarle lo peor que me ha pasado nunca. Y porque sé que se culpará a sí mismo y eso también le romperá el corazón.
«No pasa nada, Lena. No tienes que decir nada. Lo sé. Y lo siento mucho, las palabras no bastan. Es culpa mía que te haya pasado esto», dice.
.
.
.