Marcada por el Verdadero Alfa - Capítulo 224
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Capítulo 224:
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La sangre de cambiaformas que corre por mis venas se niega a rendirse y sigo avanzando. Respiro con dificultad mientras me apoyo en el enorme generador que hay junto al edificio. Pero está claro que la dislocación de mi pierna es muy grave.
…porque no puede soportar mi peso. Lo siguiente que sé es que estoy cayendo, aterrizando sobre mis manos y rodillas en un área abierta donde cualquiera puede verme. Si no puedo caminar, voy a gatear, y eso es exactamente lo que hago. Los palos y las piedras se clavan en mis manos y piernas, pero no dejo que eso me detenga.
Sigue adelante, Lena. Phoebe ha salido a buscar ayuda. Solo tienes que aguantar y seguir adelante.
Sigue adelante.
Sigue adelante. Me lo repito a mí misma.
«No nos rendimos hasta nuestro último aliento», oigo la voz de Leo en mi mente.
De repente, el silencio se rompe con las risas y los silbidos de los hombres de Lex. Parece que han llegado los refuerzos que pidió. Espero de verdad que estén con él, porque al menos así tendría la oportunidad de acabar con uno o dos en el estado en el que me encuentro. Voy a caer luchando, eso es seguro.
Me pongo en pie a duras penas, cojeando con una sola pierna. Compruebo el cargador de mi pistola, pero mis ojos tardan en enfocar. ¿Me he golpeado la cabeza? No lo recuerdo.
Por fin, mis ojos se enfocan y veo que solo me queda una bala. Mierda. Uno de los hombres silba para burlarse de mí.
«Que te jodan, gilipollas», murmuro para mí mismo.
Muy bien, es hora de ser inteligente. Solo tengo una bala y un ejército de hombres persiguiéndome. Tengo que mantenerlos alejados hasta que llegue la ayuda. Sigo esperando que Phoebe haya podido escapar y pedir ayuda.
Entonces se me ocurre una idea: el generador. Si puedo apuntar con la bala al motor, ya que está encendido, explotará y, con suerte, la explosión matará a los hombres que me persiguen.
Apunto al generador y respiro hondo. ¿Sabes lo que dicen de que, cuando estás a punto de morir, tu vida pasa ante tus ojos? Pues eso es exactamente lo que me está pasando ahora mismo. Veo a Leo y a mí, veo a los niños, veo a Zoey, Zeo y Emmett. Veo todo lo que he conseguido en mi corta vida en esta tierra.
Mientras los hombres se acercan sigilosamente, golpeando sus palmas con los bates de béisbol y apuntándome con sus armas, se me escapa un sollozo entrecortado.
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No estoy preparada para morir, diosa. Aún hay tantas cosas que quería hacer. Otro sollozo brota de mis labios.
«Te quiero, Leo. Mucho. Por favor, cuida de los niños».
Mi dedo se curva alrededor del gatillo mientras doy un paso atrás tambaleándome, y luego aprieto el gatillo.
—Alfa Leo—
Todos corremos tan rápido como podemos por el bosque. Finalmente, salimos y llegamos al claro. Puedo ver la casa, pero aún queda mucho camino por recorrer. Todos acordamos descartar la idea de usar el camino secreto y, en su lugar, optar por un ataque frontal. Lena está en peligro ahora, y no hay tiempo para entrar y salir a escondidas de la casa.
Elijah tiene su rifle en alto y lo utiliza para ver mejor la casa mientras corremos. Levanta la mano izquierda y nos detiene en seco.
«¿Qué pasa?», le pregunto.
«Veo movimiento», dice, sin dejar de mirar por la mira telescópica.
«¿Quién coño es? Si es uno de los hombres de Lex, no importa. Lo mataremos antes de que tenga oportunidad de chillar», le digo, ya impaciente.
«No, no es uno de sus hombres. Es Lena. Tenemos que darnos prisa, tiene hombres siguiéndola», nos dice Elijah.
«¡Lena!», grita Zeo, y luego deja caer su arma al suelo y empieza a correr. Yo hago lo mismo y también empiezo a correr, sin importarme que los hombres que la persiguen puedan tener armas y dispararme. Lo único que me importa es recuperarla.
Recurro a mis habilidades de cambiaformas, esforzándome más que nunca, y pronto adelanto a Zeo. Por fin, mis ojos se posan en Lena. La veo tropezar, intentando correr pero con dificultad. Se vuelve hacia los hombres que la persiguen. No, ¿por qué se ha detenido? ¿Qué coño está haciendo?
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