Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 958
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Capítulo 958:
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Allison respondió con una expresión fría y firme. «Sra. Stevens, ¿no sabe leer?».
Le lanzó el frasco de medicinas al médico, que lo examinó rápidamente.
«Es nitroglicerina», dijo el médico después de comprobarlo, secándose el sudor de la frente. «El estado del Sr. Stevens era crítico en este momento. Definitivamente necesitaba esta medicación de inmediato».
Pronto, la respiración de Keanu volvió lentamente a la normalidad.
Este no era el resultado que Melany esperaba. Se puso delante de Keanu, agarrándose el estómago, hablando con voz llena de tristeza fingida. «Keanu, si no quieres este bebé, puedo morir con Colton. Así no tendrás que preocuparte de que intentemos quedarnos con tus acciones».
Sus palabras dejaron atónitos a todos los presentes. En ese momento crucial, solo parecieron empeorar el estado de Keanu.
«¡No te atrevas!», gritó Keanu, apretándose el pecho cuando el dolor volvió a atravesarlo. Jadeó en busca de aire, luchando por respirar.
«Respira hondo, Keanu», le instó Allison, dándole rápidamente otra pastilla. «Toma, bebe un poco de agua».
Mientras tanto, Melany sentía una retorcida sensación de satisfacción. Seguía haciendo de víctima. «Solo…»
Pero no llegó a terminar la frase.
Sin previo aviso, Allison se levantó y le dio una bofetada en la cara. ¡Smack!
El agudo sonido de la bofetada resonó por toda la casa de los Stevens.
La mejilla de Melany se puso inmediatamente roja y se desplomó en el sofá. Al mirar hacia abajo, vio que uno de sus dientes se había caído.
«Allison, ¿de verdad me has pegado?», jadeó Melany, con la boca llena de sangre mientras hablaba.
Abrió la boca para gritar en señal de protesta, pero cuando se encontró con la mirada gélida de Allison, las palabras se le atragantaron.
La presencia de Allison irradiaba una amenaza escalofriante y mortal.
«Si vuelves a provocarlo, no dudaré en acabar contigo. Pónme a prueba y verás que no bromeo».
En ese momento, Melany estaba demasiado asustada para decir nada. Cuando Allison pronunció esas últimas palabras, realmente pareció que iba a matarla.
«Yo… nunca quise molestar a Keanu», tartamudeó Melany.
Después de perder un diente, sus palabras salieron un poco arrastradas. Una vez que recuperó la compostura, una profunda sensación de vergüenza se apoderó de ella.
¡¿Esta era la casa de los Stevens y Allison la había golpeado?!
«Lindy, ¿has visto eso? Está deseando vengarse y hasta ha amenazado con matarme».
Melany se desplomó en el suelo, con lágrimas corriendo por su rostro mientras miraba a Lindy.
«¡No me importa si muero, pero ¿qué pasará con mi pobre bebé?», sollozó.
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