Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 919
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Capítulo 919:
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Kellan no había dormido mucho en los últimos tres días. Por primera vez, se dio cuenta de lo aterrorizado que estaba ante la idea de perderla.
«Yo también te quiero», susurró ella. Al ver la vulnerabilidad en sus ojos, Allison lo acercó a ella, rodeando su cuello con sus brazos. «Aunque pienses que eres horrible, no importa. Yo no soy mejor. Además, el amor puede ser posesivo».
Por eso había celos, envidia y el impulso desesperado de reclamar al otro por completo. Allison podía sentir la inquietud de Kellan.
—Ven a tumbarte conmigo. Descansemos un rato. No mencionó directamente su angustia. Estaba claramente a punto de perder el control. La más mínima insinuación de que ella podría morir lo pondría frenético.
Allison no podía ni imaginar lo destrozado que debía de sentirse cuando admitió en voz baja haber matado a aquellos hombres.
Kellan la miró fijamente.
—Allison, dilo otra vez, esas tres palabras.
—Te quiero.
—Necesito oírlo otra vez.
—Kellan, te quiero.
Allison le besó los labios suavemente y luego le dio unas palmaditas en el espacio que tenía a su lado. —Ven aquí. Te lo susurraré al oído tantas veces como quieras. —Le guiñó un ojo juguetón. Había espacio de sobra para otro hombre adulto.
—Está bien. Kellan se desabrochó el abrigo. La camisa negra ceñía su cuerpo, mostrando su fuerte complexión. Tenía las mangas remangadas, lo que dejaba a la vista sus antebrazos lisos y tonificados.
Entonces, estrechó a Allison entre sus brazos, abrazándola con fuerza. Solo en su abrazo empezaron a calmarse sus emociones.
Kellan mordisqueó suavemente el lóbulo de su oreja.
«Cuando te hayas curado, vayamos a la zona prohibida. Puedes castigarme como quieras».
Allison le pellizcó la cintura. «Tsk, ¿estás siendo dramático?».
«¿Te gusta?».
Le gustaba, más de lo que quería admitir.
Allison le habló con naturalidad.
«Por cierto, lo que dijo Verruckt aquella noche era cierto». Podía sentir el miedo de Kellan a perderla. Y sabía que demasiados secretos se interponían entre ellos.
Allison siempre había planeado dejar atrás la isla, pero ahora era el momento de afrontarlo.
«Cuando era muy joven, mi madre me abandonó y terminé en un orfanato. Me acosaban y pensé que podría encontrar a mi madre en la isla, pero me atraparon y me llevaron al laboratorio del centro de investigación. Allí fui sujeto de pruebas. Me drogaban y entrenaban todos los días, como si fuera una especie de animal. Entonces mi mentor voló las instalaciones y me salvó. Fue una época dolorosa de mi vida, pero ahora que miro atrás, no parece tan mala como antes».
Su voz era firme mientras hablaba de su pasado, sus dedos entrelazados con los de Kellan. Él apoyó la cabeza en su cuello.
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