Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 797
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 797:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Cuando el guardaespaldas se fue, Allison llamó suavemente a la puerta del estudio.
Una voz robusta desde el interior saludó a Allison antes de que tuviera oportunidad de hablar. «Pasa. El guardaespaldas me ha informado».
«No quiero hacerte daño», respondió Allison en voz baja mientras abría la puerta.
Dentro, Mollie estaba sentada en su escritorio. La única fuente de luz provenía de una tenue lámpara de escritorio, que proyectaba un suave resplandor y daba a la habitación un ambiente melancólico. Los rasgos de Mollie eran afilados y algo espectrales bajo la luz, y sus ojos estaban fijos mientras observaba a Allison en silencio.
«Por favor, siéntate, jovencita».
—Gracias. Allison se acomodó en la silla frente a ella, tomándose un momento para absorber la escena.
Mollie no estaba hojeando un libro como Allison había esperado, sino que parecía perdida en un álbum de fotos. Sus ojos transmitían una melancolía que hablaba de un dolor profundamente arraigado, como si estuviera a kilómetros de distancia, perdida en los recuerdos de un pasado preciado. Estaba claro que Mollie estaba lidiando con una profunda tristeza, del tipo que perdura y se niega a desaparecer, posiblemente ligada a un rostro o un momento capturado en el álbum que tenía delante.
Allison revisó cuidadosamente los detalles que tenía ante sí y luego levantó la vista para encontrarse con la de Mollie.
—Mollie, lo que dije antes fuera de la puerta no era cierto.
Antes de que pudiera terminar, Mollie sonrió y la interrumpió. —Señorita, sé que estaba inventando cuentos. Dada la salud de mi marido, no es precisamente un mujeriego. Mollie mantuvo la mirada fija, irradiando un frío desapego. La concepción de su hija mediante fecundación in vitro había sido un testimonio de sus dificultades.
«Si crees que puedes asustarme para que me calle con estas historias, te aconsejo que te lo pienses mejor y te vayas mientras puedas». Su voz era suave, pero tenía un filo cortante. «Eres demasiado joven para jugar a estos juegos aquí».
Sus palabras atravesaron el aire con una ferocidad inesperada.
Allison no había venido con la intención de engañar. En silencio, se quitó el anillo de esmeraldas.
—Antes de irme, echa un vistazo a esto, por favor. Las cejas de Mollie se fruncieron ligeramente ante la petición.
La tenue iluminación ocultaba el objeto que Allison sostenía en la mano. Con un rápido giro del dial de la lámpara, la habitación se iluminó, revelando el brillo verde intenso del anillo.
—Esto es…
Un escalofrío la recorrió.
Mollie extendió la mano rápidamente y sus dedos rodearon el anillo. Después de examinarlo de cerca, sus dedos se apretaron. «¡Este anillo pertenecía a mi hija! ¿Cómo diablos llegó a ti?».
.
.
.