Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 482
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 482:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Carole se quedó helada, con expresión de pura incredulidad. Estaba claro que Kellan le estaba explicando todo aquello a Allison.
Al levantar la mirada, sus labios se fruncieron ligeramente y sus ojos oscuros, velados por una enigmática sombra, parecían atraer a uno como un abismo sin fondo. El silencio que hasta entonces había llenado la habitación se hizo añicos de repente.
Allison tampoco se lo esperaba. La sorpresa brilló en sus ojos. Hacía tiempo que suponía que Kellan no era de los que se asocian fácilmente, y mucho menos de los que se pliegan a los planes de otros.
Y lo que era aún más desconcertante, el hecho de que el Grupo Greenfield se centrara en los bienes de consumo de rápida rotación no parecía coincidir con la trayectoria de la Compañía Carisma, ¿a menos que tuviera algo que ver con Carole?
Cuando Allison recordó la enorme deuda de gratitud que la familia Lloyd tenía con la familia Perry, una teoría echó raíces rápidamente en su mente.
Ella respondió con un tono tranquilo y mesurado: «Ustedes dos sigan adelante y discutan esto. Estoy esperando a alguien aquí, así que me mantendré al margen».
Su tono despreocupado, tan relajado y despreocupado, crispó los nervios de Kellan. Parecía que, al intentar explicarse, sólo había añadido detalles innecesarios.
Ella no había reaccionado como Ferdinand había previsto; no la había empujado a revelar nada oculto o vulnerable. En otras palabras, simplemente no le importaba.
A medida que la luz del sol se desplazaba por la habitación, caía sobre los pantalones impecablemente confeccionados de Kellan, ensombreciendo sus rasgos, haciéndole parecer misterioso y frío a la vez.
Carole, hirviendo de ira, no se había dado cuenta de este cambio. A duras penas contenía su temperamento.
Con una sonrisa irónica, bromeó: «Aunque Kellan y yo estemos aquí para hablar de negocios, no hay nada malo en que escuches. Pronto formarás parte de nuestro equipo».
La oferta de Carole sonaba magnánima, aunque la forma en que enfatizaba «nuestro» era de todo menos sutil. Sabía que la propuesta de colaboración era estrictamente confidencial, no apta para el público.
Se trataba de inquietar a Allison, algo que Kellan, con su naturaleza calculadora, sin duda rechazaría.
Y sólo para añadir sal a la herida, Carole arrulló: «¿No es cierto, Kellan?».
A Allison le hizo gracia. Claramente, Carole sólo había arañado la superficie, conociéndola meramente como empleada, ignorante de su sustancial participación en la empresa.
Levantando la vista con desenfado, Allison respondió: «En ese caso, señor Lloyd, ¿por qué no me envía la propuesta para que pueda hacerme una idea?».
Su tono era nítido y directo, sus palabras atrevidas y sin filtro.
«Oh, Sra. Clarke, debe estar bromeando. Los archivos confidenciales no se reparten así como así», la interrumpió Carole, con una leve mueca de sorpresa, como si Allison hubiera sugerido algo totalmente escandaloso.
«Kellan, no te tomes demasiado en serio el entusiasmo de la señorita Clarke. No pretendía hacer daño…»
Antes de que Carole pudiera terminar, una sola campanada cortó sus palabras.
«El documento está en tu correo electrónico». La voz profunda de Kellan era tan tranquila como siempre.
La expresión de Carole vaciló.
.
.
.