Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 415
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Capítulo 415:
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Finalmente llegaron a la entrada de una anodina sala gris. Parecía anodina, pero el rostro frío de Allison sugería lo contrario. «Ya hemos llegado.»
Con un suave «clic», un detector oculto emergió de la pared.
Allison se adelantó y su escáner de iris se completó en cuestión de segundos. La puerta se abrió con un silbido silencioso.
Allison hizo un gesto a Amya. «Entra. Compruébalo tú misma».
Con una respiración vacilante, Amya empujó la puerta. Era engañosamente pesada y, al abrirse, una luz plateada se derramó por el pasillo. Entró y se quedó boquiabierta. La sala no se parecía a nada que hubiera visto antes.
En el centro se alzaba un servidor imponente, rodeado de pantallas holográficas que envolvían todo el espacio en una red resplandeciente de datos.
Era una tecnología muy superior a todo lo que Amya podía comprender. «Esto… Esto es…»
Amya se quedó sin palabras mientras contemplaba la sala.
¡Válgame Dios!
Era el paraíso de los hackers. Cada pieza de equipo, cada herramienta necesaria para infiltrarse en el mundo digital estaba aquí. Todo estaba al alcance de su mano.
Sin pensarlo, Amya se apoyó en una consola cercana. En cuanto sus dedos la tocaron, se activó un botón inactivo y, en un abrir y cerrar de ojos, apareció una proyección holográfica. Apareció una chica sonriente de pelo rosa.
«Número de identificación 333666. Soy Flores, la IA de séptima generación, a su servicio».
Amya parpadeó, sorprendida por la proyección tan realista.
La IA inclinó ligeramente la cabeza. «¡Bienvenido al Mundo de los Hackers!».
Amya se quedó de pie, atónita. ¿Se trataba de un sueño? Parecía demasiado surrealista para ser real.
Allison recorrió la configuración de la inteligencia artificial con una mirada melancólica, como si contemplara una reliquia del pasado. «Antaño, los mejores hackers de todo el mundo se reunían aquí. Compartían información, ganaban rangos, completaban misiones de alto riesgo…». Se interrumpió, su voz se suavizó con el peso de los recuerdos. «Incluso contratar a un asesino a sueldo era tan sencillo como hacer clic».
Por eso este lugar se había convertido en una joya codiciada, algo que todos querían controlar.
Pero ese deseo tenía un coste. Su mentor, el cerebro de la red clandestina de hackers, había pagado el precio más alto.
La mano de Allison se cerró en un puño, sus ojos cayeron al suelo, como si el peso de esa pérdida aún amenazara con aplastarla. Las Islas Quemadas, a pesar de su serena belleza, escondían una horrible historia bajo la superficie.
Amya parpadeó, intentando asimilarlo todo. Estaba estupefacta: el Mundo del Hacker no era una fantasía lejana que nunca podría alcanzar.
Al principio, cuando Allison lo había mencionado, Amya había descartado la idea, suponiendo que se trataba de una gran exageración. Pensó que estaban exagerando la leyenda del Mundo del Hacker. Al fin y al cabo, ¿no había cerrado ese juego hacía años?
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