Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 1318
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Capítulo 1318:
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Un sabor metálico y agudo le subió por la garganta. Intentó tragárselo como siempre, pero esta vez no pudo. Un espeso chorro de sangre brotó de sus labios.
—¡Sr. Stevens!
El rostro de su asistente se puso pálido. El pánico se apoderó de él.
Sin perder un segundo, buscó su teléfono.
«¡Voy a llamar al médico ahora mismo! Le diagnosticaron daños orgánicos relacionados con el estrés. Si no recibe tratamiento pronto…».
El médico le dio un pronóstico sombrío: a Colton no le quedaba mucho tiempo.
«No hace falta. De todos modos, no hay cura».
La voz de Colton era plana, sin emoción.
Se sentía exactamente igual que la noche en que le dijo a Allison que se iba a divorciar de ella y la echó de casa.
Su corazón latía con la misma violencia que entonces, negándose a aceptar a Allison, igual que él siempre la había rechazado.
Ahora, su esófago estaba desgarrado, como si tuviera las mismas fracturas que se habían extendido cuando la maleta de ella golpeó el suelo aquella noche.
Cada oleada de dolor, cada subida de adrenalina, lo arrastraba al mismo ciclo: arrepentimiento, pero también impotencia. Ese era su castigo.
—Allison y Kellan… ¿De verdad se van a casar? —La voz de Colton era baja y ronca.
Por fin fue capaz de formular la pregunta que le quemaba en el interior.
—Sí. —El asistente sintió lástima por él, pero siguió adelante con algunos detalles que había obtenido sobre la próxima boda—. Según los medios de comunicación, la boda está prevista para el mes que viene.
—Ya veo. Puedes marcharte.
—Sí, señor.
La puerta se cerró con un clic y Colton se quedó solo en su oficina.
La idea de que Allison se casara le entristecía mucho.
Pero él seguía siendo su exmarido… ¿Debería felicitarla? Colton cogió el teléfono de la empresa. Una parte de él sabía que no tenía sentido llamar. Por mucho que lo intentara, ella nunca volvería a prestarle atención.
Por eso se sorprendió bastante cuando la llamada se conectó.
Allison parecía haber anticipado su llamada.
—Debes de haber recibido nuestro pequeño regalo.
Colton se detuvo unos segundos mientras caía en la cuenta.
—¿Así que fuiste tú quien me envió esas fotos y documentos?
—Bueno, para ser precisos, Kellan y yo los enviamos juntos. Al otro lado, Allison se estaba probando los zapatos de novia.
«Con esto, ya no nos debemos nada. No te preocupes, me aseguraré de que alguien cuide de Keanu. Solo espero que no vuelvas a molestarnos».
Tenía intención de colgar después de decir eso, pero Colton pareció leerle el pensamiento.
«No cuelgues todavía», suplicó apresuradamente, con la voz seca y ronca.
—Allison, el Grupo Stevens está al borde de la quiebra.
—Eso ya no es asunto mío —respondió Allison sin pestañear.
—Como te dije, no deberíamos volver a ponernos en contacto a partir de ahora.
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