Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 1307
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1307:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Kellan, que siempre había sido fácil de manipular a sus ojos, se había vuelto extremadamente fuerte. Brook ni siquiera se había dado cuenta del cambio.
Kellan ya no era un peón que se pudiera utilizar, ni tampoco era el hijo obediente que antaño ansiaba la aprobación de su padre. Había roto todos los lazos con la llamada relación padre-hijo.
«¡Kellan, qué cara tienes!».
La rabia se apoderó de los ojos de Brook. En un ataque de ira, intentó arrebatarle el bastón, con la intención de darle una lección a su hijo.
Pero Kellan ejerció aún más presión, retorciendo el bastón con tal fuerza que Brook perdió el equilibrio y se derrumbó en el suelo.
«¡Has cruzado la línea!», gritó Brook, con el rostro retorcido por la furia.
Giró la cabeza y dio órdenes a gritos.
«¡Que venga alguien! ¡Que le dé una lección a este mocoso desagradecido!».
Por mucho que gritara, nadie respondió. Incluso los que le oyeron desde fuera decidieron ignorarle, reacios a involucrarse.
«Señor Lloyd, más le vale ahorrarse el aliento», aconsejó Allison, con un tono de indiferencia, mientras se situaba junto a Kellan. Allison sabía que Brook merecía morir. Se mantuvo erguida, con voz fría e inflexible.
«La familia Lloyd solo responde ante Kellan ahora. No importa lo fuerte que grites, nadie vendrá a rescatarte. Lo has perdido todo. Especialmente ahora que te has convertido en un hombre deshonrado. Si miras tu teléfono, verás que tus crímenes y negocios ilegales están en todas las noticias. Ya has sido condenado por el mundo».
Cada palabra que dijo Allison fue despiadadamente cruel.
«Hemos roto todos los lazos contigo. Estás completamente solo y nadie moverá un dedo para ayudarte».
Al escuchar estas palabras, Brook enloqueció por completo. La realidad de su caída destrozó la poca compostura que le quedaba.
«¡Mujer miserable! ¡Sabía que fuiste tú quien puso a mi hijo en mi contra!», gritó.
Agarrando su bastón, lo blandió hacia Allison en un ataque de furia. Pero antes de que pudiera asestar un golpe, la policía irrumpió en la finca de Lloyd. En cuestión de segundos, Brook fue derribado al suelo, con el bastón arrancado de sus manos.
«¡Sr. Lloyd, coopere con la investigación inmediatamente!», ordenó uno de los agentes.
Un par de esposas se cerraron alrededor de sus muñecas.
«Ha violado repetidamente la ley, ha participado en prácticas corruptas y ha recurrido a la competencia desleal. Las pruebas son abrumadoras y no hay forma de escapar».
Brook se retorció contra su agarre, con la voz entrecortada por la desesperación. «¡Esto es indignante! ¡El Grupo Lloyd es la columna vertebral de la economía de Ontdale! ¡No pueden arrestarme así como así!».
Pero el investigador permaneció impasible.
«Tenemos pruebas sólidas, y su propio hijo fue el informante. Le sugiero que coopere».
La respiración de Brook se volvió errática. El pánico se apoderó de su pecho. «¡No! ¡Me niego a aceptar esto!». Sus palabras salieron a borbotones en una sucesión frenética. «Incluso si tengo algún comportamiento ilegal, nuestra empresa paga más impuestos que otras empresas. ¡Eso es una contribución al país! ¿Y esas tácticas comerciales supuestamente injustas? ¡Eso fue hace años! ¡Si no hubiera presionado para que se urbanizara el terreno en aquel entonces, Ontdale no estaría donde está hoy!
.
.
.