Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 1306
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Capítulo 1306:
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«Sr. Lloyd, alguien acaba de presentar pruebas de su evasión de impuestos al gobierno. No solo eso, también hay pruebas de su participación en competencia desleal de hace años».
El asistente había intentado encubrir las cosas, pero la situación se había salido de su control. Ahora, incluso si quería echar la culpa a otros, ya era demasiado tarde. Alguien había preparado esto con antelación.
El sudor frío le perlaba la frente mientras continuaba: «Las pruebas que tiene la policía son irrefutables. Ya no hay forma de ocultarlo».
La expresión de Brook se ensombreció, apretando con fuerza el teléfono.
«Eso es imposible».
En cuanto terminó la llamada, se volvió bruscamente hacia Kellan, con una voz mezcla de sospecha y rabia.
«¿Ha sido cosa tuya? ¿Me has tendido una trampa?».
Kellan se enfrentó a su mirada con una calma inquietante.
—Ya te dije antes que lo que nunca fue realmente tuyo acabará volviendo a su legítimo dueño.
Allison soltó una risa fría, con un tono que rezumaba burla.
—Sr. Lloyd, si tanto miedo tenía a que llegara este día, quizá no debería haber cometido esos delitos en primer lugar. Pero lo hizo, y ahora está pagando las consecuencias.
Sus palabras hicieron que el rostro de Brook se contorsionara de furia. Nunca había imaginado que su caída llegaría a manos de su propio hijo.
Agarraba con fuerza su bastón y lo levantó en un ataque de rabia.
«¡Mocoso desagradecido! Soy tu padre. ¡Cómo te atreves a traicionarme!».
Antes de que el golpe pudiera caer, Kellan atrapó el bastón sin esfuerzo y dio un paso hacia él.
«Papá, esta es la última vez que te llamaré así».
La voz de Kellan era tranquila, pero su mirada era gélida.
Hubo un tiempo en el que admiraba a su padre y tenía la esperanza de que el hombre al que admiraba estuviera a la altura de sus expectativas. Pero esas ilusiones se hicieron añicos el día en que su padre traicionó a su madre, engañándola, llevándola a la muerte y apoderándose de todo lo que ella había construido. A partir de ese momento, el odio se arraigó en el corazón de Kellan.
Durante años, había estado sentando las bases, elaborando estrategias con paciencia, esperando el momento perfecto para atacar. Y ahora, con todo en marcha, estaba listo para reclamar lo que le correspondía por derecho en un solo golpe decisivo.
«A partir de ahora, estás por tu cuenta. Tarde o temprano, recuperaré todo lo que me pertenece».
El peso de sus palabras transmitía una autoridad innegable. Era la condescendencia de un superior. También era una sensación de opresión.
«Tú…»
Brook apretó con fuerza el bastón, pero cuando intentó tirar de él hacia atrás, descubrió que no podía.
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