Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 1296
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1296:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Una vez creyó que la noche del crucero fue su primer encuentro. En realidad, había sido un reencuentro largamente esperado.
«Está bien, te lo prometo».
Kellan sonrió levemente. Casi podía verlo: el futuro que ella describía. Pero su voz se debilitaba, el veneno volvía a aparecer, nublando sus pensamientos.
El mundo a su alrededor se volvió inquietantemente silencioso.
Estaban demasiado cerca de la muerte.
Allison se negó a sentarse y esperar lo inevitable.
«Vámonos. Tenemos que salir de aquí».
Se obligó a ponerse de pie, agarrando el brazo de Kellan para levantarlo.
Esperar significaba morir. Era mejor luchar por una oportunidad de vivir.
Aunque Allison había logrado enviar su ubicación a través del teléfono, nunca obtuvo respuesta de Fabian. No se sabía si la había oído o si algo había salido mal.
En los pocos segundos posteriores a su conversación, había perdido por completo el contacto con el mundo.
Así que si la persona al otro lado no era Fabian, o si algo más había salido mal, sus vidas estaban realmente pendiendo de un hilo. El tiempo se prolongaba. Finalmente, tanto Allison como Kellan se desplomaron junto a la fría orilla del río.
Los guijarros presionaban claramente y dolorosamente su espalda, pero Allison ya no podía sentir el dolor. El veneno de serpiente la había debilitado demasiado. Y podía sentir que la respiración de Kellan también se había vuelto superficial.
¿Era así como iba a terminar?
En ese momento, el único sonido que Allison podía oír era el constante fluir del agua. Una profunda sensación de desgana se apoderó de ella. Ella y Kellan se aferraron a las manos del otro, con los dedos entrelazados mientras la lluvia caía sobre sus rostros, mezclándose con el sudor y el cansancio.
Entonces, de repente, el mundo estalló en caos. Unos pasos lejanos golpeaban la tierra, cada vez más fuertes, más frenéticos. Allison apenas logró levantar la cabeza. Un movimiento borroso llenó su visión confusa: figuras que corrían hacia ellos, pero estaba demasiado mareada para distinguir sus rostros.
«¡Allison!».
La voz de Lilyana atravesó los árboles, aguda por la desesperación. Fabian y Lilyana casi se tropezaban mientras corrían, con Gordon justo detrás de ellos. Todos parecían frenéticos, su pánico evidente en sus movimientos apresurados.
Habían venido preparados, trayendo a los mejores médicos de urgencias y el equipo médico más avanzado para comenzar el tratamiento de inmediato. Allison trató de concentrarse, pero su visión ya se estaba volviendo borrosa.
Voces familiares se arremolinaban a su alrededor.
Era su madre.
«Mamá…».
«Allison, llego tarde».
.
.
.