Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 1281
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Capítulo 1281:
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Después de darse cuenta de que había perdido el control de sí mismo una vez más por culpa de Allison, Verruckt llegó a una sombría conclusión: tenía una debilidad. Era el amor, precisamente lo que siempre había despreciado.
Un asesino a sangre fría, alguien que había acabado con innumerables vidas sin pensárselo dos veces, ahora estaba atrapado por una sola mujer.
Pero a Allison no le importaba lo que le pasaba por la cabeza. El asco le revolvió el estómago.
«Aunque me quites todo, solo tendrás mi cuerpo». Sus ojos, vacíos e inflexibles, lo miraron fijamente. «Nunca tendrás mi corazón».
Entonces, sin decir palabra, dejó que su cuerpo se aflojara, cesando por completo su lucha. Se quedó quieta, una rendición silenciosa, ofreciéndose como un cordero al matadero.
Para cualquier hombre, habría sido un insulto. Para Verruckt, orgulloso e implacable, fue una humillación imperdonable. Su expresión se volvió fría, apretando la mandíbula.
—No me enamoraré de ti.
Una mueca se curvó en sus labios mientras abría los dedos de ella, arrancando el fragmento de su agarre con facilidad.
«Ya he puesto la trampa. Verás morir a Kellan mañana».
Así es como Verruckt había planeado tomar represalias contra Allison.
Verruckt hizo que limpiaran la porcelana rota antes de salir finalmente de la habitación, dándole la espalda, con pensamientos y emociones que parecían no existir en su mente.
Pero Allison seguía tensa.
Cuando el plato golpeó el suelo, había hecho algo en secreto. Ahora, acurrucado en su palma, un cuchillo de plata brillaba tenuemente en la tenue luz.
«¿Mañana?», murmuró para sí.
Miró las cadenas que la ataban, sabiendo que tenía que escapar lo antes posible.
Pero conocía bien a Verruckt, y él mismo debía tener la llave de las cadenas.
Así que, pasara lo que pasara, todo cambiaría mañana.
A la mañana siguiente, el sonido rítmico de innumerables pasos despertó a Allison.
Abrió los ojos y lo primero que vio fue a Verruckt, que guiaba a un grupo de hombres directamente hacia ella.
—Llevados a la señorita Clarke con vosotros. Bajó la mirada hacia Allison, con expresión inescrutable, pero su tono rezumaba burla. —Espero poder ver un buen espectáculo hoy.
Verruckt nunca olvidaría el día en que su instituto de investigación voló por los aires. Allison le había tomado por tonto aquel día. Aquel desastre había marcado el capítulo más oscuro de su vida, una época en la que todo lo que había construido se desmoronó. El dinero, los recursos, la reputación y otras cosas que una vez tuvo se habían esfumado. Peor aún, se había visto obligado a vivir en las sombras, vigilando constantemente sus espaldas, sabiendo que en cuanto saliera a la luz, innumerables enemigos vendrían a buscarlo.
Así que hizo una promesa. Haría sufrir a Allison. ¿Y cuando se enteró de que tenía un amante? Su deseo de venganza alcanzó su punto máximo.
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