Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 1268
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Capítulo 1268:
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«Realmente hay una puerta electrónica. Esa mujer debe estar escondida en el sótano. ¡Entremos rápidamente!», declaró uno de ellos.
Allison se agachó detrás de la esquina de la escalera, observando a las altas figuras.
Eran mercenarios claramente bien entrenados.
Un pensamiento frío cruzó por su mente: probablemente estos hombres estaban allí para matar a su madre.
Mientras el grupo de hombres de negro se abría paso hacia el sótano a través de la puerta electrónica, Allison y Kellan se movieron en su dirección, manteniéndose en las sombras.
—Adelante.
Los dos intercambiaron una mirada.
Entre los hombres de negro, uno se quedó rezagado.
Sin dudarlo, Kellan entró en acción. En la oscuridad, con una expresión fría y concentrada, le tapó la boca al rezagado y lo noqueó con un movimiento rápido.
Allison no perdió tiempo. Desvistió al hombre inconsciente y se puso su ropa.
—Me haré pasar por él para infiltrarme en el equipo. —Se volvió hacia Kellan y dijo con seriedad: —Vete a la sala de control. Podríamos quedarnos atrapados aquí abajo si los seguimos juntos. Es mejor separarnos». Respiró hondo y continuó: «He explorado la zona antes. La sala de control controla la Torre Aröme. Si las cosas se tuercen y necesito refuerzos, puedes anular el sistema desde allí. Si encuentro a mi madre pero la situación es crítica, tocaré tres veces mi auricular. Eso significa que debes actuar de inmediato».
Esto también le daría a Allison ayuda adicional.
Kellan lo entendió perfectamente. Fijó su mirada en ella y le aconsejó: «Me moveré rápido. Solo ten cuidado. No hagas nada imprudente, la seguridad es lo primero». Conocía bien a Allison. Una vez que ella se decidía, no había forma de cambiarla. Y cuando se trataba de su madre, su determinación solo se endurecía.
—Nos vemos después de que revise la sala de monitoreo.
Allison asintió. —Está bien. Confío en ti.
Sin decir nada más, se separaron. Su entendimiento mutuo era perfecto. No hacía falta seguir hablando.
Allison se unió en silencio al grupo.
Todos los hombres iban vestidos de negro. Se subió el cuello de la camisa para ocultar su rostro. En la tenue luz, se mezclaba perfectamente con el grupo.
La puerta del sótano se cerró tras ellos.
Con linternas en la mano, los hombres de negro descendieron.
Allison sabía que seguirlos era peligroso. Su corazón latía con fuerza.
No por miedo, sino por anticipación.
No tenía miedo de lo que le esperaba. Tenía miedo de la respuesta.
Su madre podría estar aquí.
Allison se mantuvo cerca del grupo y los siguió por las escaleras. Después de bajar un solo tramo, entraron en el verdadero espacio subterráneo.
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