Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 1179
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Capítulo 1179:
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Hoyt se había hecho pruebas antes y sabía que la calidad de su esperma era mala, lo que hacía que las posibilidades de tener un hijo fueran escasas. Por eso, cuando supo que Melany podía estar embarazada de él, se aferró a esa pequeña posibilidad.
«Y usted, señorita Johnson, si intenta engañarme de nuevo, ¡no seré tan indulgente como lo he sido hoy!».
Las palabras de Hoyt eran una advertencia clara y deliberada. Era muy consciente de la astucia de Melany, pero dudaba de que mintiera sobre el niño.
«Colton, te arrepentirás de esto, ¡te lo juro! Nadie se ha atrevido nunca a pegarme, ¡y tú pagarás el precio!». Hoyt notó que el comportamiento desquiciado de Colton se intensificaba en el momento en que terminaba, lo que le hacía tragar saliva nerviosamente. Con eso, Hoyt se apresuró a salir.
En poco tiempo, la atmósfera volvió a una inquietante quietud.
—¿Qué pasa entre tú y Hoyt? —La mirada de Colton se endureció mientras miraba a Melany. Sus puños permanecían fuertemente apretados, con vetas de sangre aún visibles en sus dedos. El ataque anterior a Hoyt había dejado a Colton hirviendo de furia asesina. Su ira no tenía nada que ver con Melany. La mención de Allison había sido el verdadero detonante. Su nombre apuñaló un dolor enterrado en su corazón. Cada pensamiento de Allison le traía recuerdos de los agravios que le había infligido y la frialdad que le había mostrado durante su matrimonio. Él fue quien la había expulsado por completo de su vida.
Melany, sin embargo, seguía ajena a su confusión interior. En su mente, la reacción de Colton se debía a una mera sospecha. Respiró hondo y se serenó. Después de sus palabras, fingió un movimiento impulsivo para golpearse la cabeza contra el pilar.
«Colton, si no me crees, prefiero morir antes que vivir con esta duda. Te amo y lo demostraré con mi muerte».
Como era de esperar, Colton intervino rápidamente, deteniéndola antes de que pudiera actuar. Un fugaz calor se extendió por el pecho de Melany.
Se convenció a sí misma de que Colton aún sentía algo por ella. Pero al momento siguiente, esa esperanza se hizo añicos sin piedad.
«No me importa quién te interese, pero será mejor que te mantengas alejada de Allison. Deja de atacarla». La expresión de Colton se ensombreció mientras hablaba. «Ya sé lo que pasó en el salón de banquetes. Melany, soy plenamente consciente de tus intrigas. Si quieres evitar que te echen de la casa de la familia Stevens, mantén la distancia hasta que nazca este niño. Lo que te pase después no es asunto mío. A mi madre le gustan los niños, no a mí».
Los sentimientos de Colton hacia la niña estaban motivados por un sentido de obligación, no de afecto.
«Colton, todo lo que ha pasado hoy ha sido culpa mía».
Melany acababa de empezar a relajarse, pero sus palabras la sumieron inmediatamente en el pánico. ¿Era Colton realmente tan indiferente? Su mirada se dirigió hacia él, llena de dolor e incredulidad.
«¡Pero si soy realmente inocente! Solo quería que consiguieras ese proyecto por el bien de tu abuelo».
Pero Colton ya se había quedado sin paciencia con sus excusas. Ignoró su súplica, sacó su teléfono y llamó al conductor, diciéndole: «Recógela».
El conductor llegó poco después y se detuvo frente a ellos.
«Llévala de vuelta a la casa de la familia Stevens, ahora».
Luego, Colton se volvió hacia Melany, con voz fría, y le advirtió: «No vuelvas a tener contacto con la familia Lloyd sin mi consentimiento». Melany podía sentir su ira, así que contuvo su frustración y murmuró: «Vale… lo entiendo».
Esperaba que Colton al menos la acompañara. Cuando llegaran a la casa de la familia Stevens, planeaba averiguar cómo arreglar las cosas. Pero cuando se abrió la puerta del coche, Colton no mostró ningún signo de querer entrar. Simplemente ordenó al conductor que se la llevara.
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