Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 1172
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Capítulo 1172:
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La estática crepitaba en los altavoces, cortando los murmullos como un látigo. Antes de que nadie pudiera reaccionar, surgieron voces, claras, inconfundibles y condenatorias.
«He hecho todo lo que queríais. Después de esto, no es mi problema».
«Hoy voy a hacer que Kellan se arrepienta de todo. Destruiré a todos los que le importan. ¡Tiene que pagar por lo que me ha hecho!».
«Todos vosotros, salid y traed a cualquier hombre al azar. Aseguraos de que sea de baja condición, poco atractivo y preferiblemente portador de algún tipo de enfermedad».
En el salón de banquetes se escucharon jadeos cuando las voces, inconfundiblemente las de Melany y Hoyt, desvelaron su conspiración de la manera más pública. Los ojos se abrieron. Las bocas se quedaron boquiabiertas.
Los propios ojos de Melany se abrieron en shock, como si de alguna manera pudiera escapar de la evidencia condenatoria que resonaba en la sala. Pero la grabación no había terminado. Esta vez, la voz de Hoyt resonó.
«Yo me encargaré de las cosas de dentro… Sabes que siempre has sido la única en mi corazón».
La multitud estalló en murmullos como una colmena perturbada.
«¿Qué está pasando? ¿Hoyt y Melany tienen una aventura?».
«¡Esas son sus voces, sin duda!».
«¿Y no está Melany casada? ¡Escandaloso!».
«No puedo creer que hayan planeado inculpar a la Sra. Clarke. ¿Contratar a un vagabundo? ¡Qué despreciable!».
El ceño fruncido de Fabian se hizo más profundo cuando sus agudos ojos se posaron en Melany, y sus años de experiencia atravesaron su débil fachada.
«¡No!», espetó Melany, desmintiendo lo que acababa de decir antes de poder recomponerse. «¡Esta no es mi voz! Alguien debe de haber falsificado esta grabación, ¡la han manipulado!».
Inicialmente, el objetivo de Melany había sido asestar un golpe calculado a Allison, una jugada para sacudir su determinación. Pero ahora, las cosas se habían salido de su control. ¿Quién podría haber esperado que Allison lo grabara todo en secreto? Las explicaciones de Melany no estaban ganando terreno. Las miradas escépticas de la multitud dejaban claro que sus palabras no estaban teniendo ningún efecto.
Hoyt tampoco había previsto este giro tan brusco de los acontecimientos.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo al pensar en las formas manipuladoras de su madre y la naturaleza dominante de su padre. Si esto iba más lejos, sabía que podría perderlo todo. Ser abandonado no era una opción.
En un intento desesperado por salvar la situación, Hoyt señaló con un dedo tembloroso a Melany.
—Señor Morgan —dijo, alzando la voz—, ¡fue ella! Me sedujo y lo planeó todo. ¡Incluso me amenazó para que lo hiciera!
La expresión de Melany se congeló antes de retorcerse de ira. Soltó una breve y amarga risa.
—Mientes —dijo bruscamente, con tono lleno de desprecio.
Pero rápidamente se serenó, y su ira dio paso a una calma calculada.
«Hoyt, ni lo intentes», dijo con voz firme. «Aún tengo los mensajes que me enviaste. ¡Tú fuiste quien me empujó a esto!».
Desesperados por limpiar sus propios nombres, Melany y Hoyt se volvieron frenéticamente el uno contra el otro, cada uno tratando de echarle la culpa al otro.
«¡Tú eres la que metiste a ese vagabundo en este lío!». Hoyt señaló con el dedo en su dirección, con el rostro retorcido por la ira. «¡Melany, estás intentando tenderme una trampa!».
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