Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 1118
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1118:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
La mera mención de setenta mil dólares flotaba en el aire como un peso, una verdad innegable que nadie se atrevía a ignorar. Todos sabían muy bien que la fortuna de Grace había aumentado a decenas de millones, y las cifras no se sacaron de la nada.
Pero, ¿Allison? Solo era una empleada de poca monta, ¿cómo iba a tener vínculos con una figura tan destacada?
—Señor Morgan, tenemos que ponernos en marcha pronto.
La secretaria de Fabian, siempre puntillosa con el tiempo, miró el reloj, un recordatorio de la reunión que se avecinaba. —Tiene una videoconferencia esperándole.
La secretaria también estaba convencida de que Allison simplemente estaba ganando tiempo, una táctica tan antigua como el mundo.
Había visto esta jugada innumerables veces, y el final siempre era el mismo: lágrimas, súplicas y una rendición desesperada.
«El tiempo vuela, ¿verdad?».
Fabian echó un vistazo rápido al reloj, con la mente ya calculando los minutos.
Sabía que no podían permitirse más retrasos.
—Sra. Clarke, me temo que su oportunidad se está acabando.
Cerca, Abram y Hoyt por fin se permitieron respirar tranquilos.
—Así es —intervino Abram—, el tiempo del Sr. Morgan es precioso. ¡No es algo que se pueda desperdiciar! Una sonrisa de autosatisfacción se extendió por su rostro.
«Sra. Clarke, conozco su juego», dijo con desdén. «Solo está alargando esto, esperando que la tensión aumente y todos se cansen de esta farsa. Pero la verdad tiene una forma de salir a la superficie, no importa lo profundo que esté enterrada».
Casi podía saborear el escándalo que seguramente se extendería como la pólvora por todo Ontdale.
No pasaría mucho tiempo antes de que Allison fuera tachada de paria, de marginada social.
Sin embargo, Allison permaneció impasible, con el rostro enmascarado por la calma, sin siquiera tener la cortesía de mirarlo.
—Señor Morgan, solo necesito tres minutos.
Las palabras flotaban en el aire como una tormenta inesperada.
¿Tres minutos?
Apenas había tiempo para calentar fideos instantáneos. ¡Y Allison afirmaba que podía contactar con Grace! La audacia era casi risible.
La secretaria de Fabian frunció el ceño, mostrando ahora su impaciencia. «Señor Morgan, ¿quizá deberíamos ir ya a la reunión?».
«No hace falta». Fabian sacudió la cabeza, con la mirada fija en Allison. Sus ojos eran penetrantes, claros y sin rastro de pánico; algo en su imperturbable compostura le intrigaba aún más.
«Puedo dedicarle tres minutos».
Miró su reloj, señalando su decisión.
«Empecemos».
Todos se inclinaron, con los ojos fijos en Allison mientras esperaban el milagro que ella afirmaba tener al alcance de la mano.
Allison, sin embargo, no perdió el tiempo con teatralidades. Inclinó ligeramente la cabeza mientras sus dedos bailaban sobre el teléfono, rápidos y precisos. Encontró lo que buscaba: un sitio web que Grace le había dejado años atrás.
.
.
.