Los Secretos de la Esposa Abandonada - Capítulo 1109
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Capítulo 1109:
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«Sra. Clarke», comenzó Fabian mientras estudiaba las complejidades del diseño. «Por ese par de zapatos, puedo suponer que después de comprender el simbolismo del cisne negro, ya no le gustó». Este era el detalle en el que estaba más interesado.
«Entonces, ¿por qué —continuó— has diseñado hoy un par de zapatos de tacón de ballet negros?».
La multitud se agitó con curiosidad. Si a Allison no le gustaba el simbolismo del cisne negro, ¿por qué hacer el diseño en negro? Parecía contradecir la narrativa que acababa de presentar.
Allison apoyó su mano en la de Kellan y explicó: «Porque este par de tacones altos significa que no pude detenerlo. El cisne negro seguía bailando en mi vida. Tuve que enfrentarme al engaño y la traición en una relación pasada».
Sus palabras no llevaban rastro de amargura o arrepentimiento. En cambio, estaban llenas de aceptación tranquila, como si hubiera hecho las paces con las dificultades que una vez soportó.
«Pero estoy muy agradecida por ello», continuó Allison. «Me quitó mi amor falso e infructuoso. Y me llevó a encontrar a mi verdadera pareja».
Mientras hablaba, fragmentos de su pasado afloraron en su mente. Recordó las innumerables noches solitarias pasadas en los fríos confines de la casa de la familia Stevens, el dolor de ser herida una y otra vez, y el entumecimiento que se había convertido en su escudo contra el dolor.
Ahora ya no estaba sola.
Ya no tenía que convencerse a sí misma de creer en un amor vacío y unilateral. Porque ahora, cada vez que se daba la vuelta, Kellan estaba allí. Sus brazos siempre estaban abiertos, listos para abrazarla con fuerza.
«Allison», dijo Kellan suavemente, con la voz llena de emoción mientras la miraba a los ojos.
En ese momento, se vieron reflejados en la mirada del otro.
«Siempre estaré a tu lado», prometió.
«Yo también», respondió Allison.
El reconocimiento público de Allison frente a sus amigos ya había llenado de orgullo a Kellan, y sus palabras ahora aceleraban su corazón.
Ella había dicho: «Me llevó a encontrar a mi verdadera pareja».
La palabra «pareja» resonó profundamente en su interior.
Kellan quería sonreírle, pero sus ojos se entibiaban, delatando la profundidad de sus sentimientos. Incapaz de contenerse, se inclinó y le dio un suave beso en los labios, allí mismo, en público.
Era lo máximo que podía contener.
Si hubieran estado en otro lugar, en la finca de la familia Lloyd, por ejemplo, sabía que no habría podido contenerse. La habría acercado a él y no la habría soltado nunca.
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