La Venganza de la heredera - Capítulo 139
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 139:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Sostuvo el trofeo y se acercó a Agkistrodon.
«Hoy estás increíble. Sigue así».
Agkistrodon aceptó el trofeo y preguntó: «¿Puedo pedir una cosa?».
Mathew levantó las cejas. «¿Ah, sí?».
«Quiero retar a mi hermana y enfrentarme a ella en un combate».
Mathew se sintió un poco impotente. «No sé quién es tu hermana y puede que no esté aquí».
Agkistrodon se mostró resuelto. «Tiene que estar aquí».
Mathew pensó: «¿Por qué este chico no me escucha?».
«¡Mira la pantalla!».
Justo cuando Mathew estaba a punto de preguntarle quién era su hermana, oyó un alboroto abajo. Incluso su voz se ahogó.
Frunció el ceño y miró hacia la gran pantalla.
Era él quien aparecía en la pantalla.
La mujer que estaba de pie junto al coche era Sandra.
Mathew se acercó y le dijo algo a Sandra, invitándola. Luego, los dos charlaron.
No había nada de malo en ello.
Pero el ángulo de las fotos era un poco extraño.
Parecían íntimos.
«¿No es esa la señora Cooper?».
Desde que Sandra se hizo famosa en Internet, era normal que la reconocieran dondequiera que fuera.
«¿La señora Cooper y Mathew?».
Disponible ya en ɴσνєℓα𝓼𝟜ƒα𝓷.c♡𝓂 para seguir disfrutando
«Recuerdo que la señora Cooper vivía en el campo, pero se hizo famosa por las carreras de coches».
«¿Cómo podría una chica de pueblo tener dinero para correr en carreras de coches? Alguien debe de haberla patrocinado».
«¿Entonces Mathew es su sugar daddy?».
«Señor Cooper, su mujer le engaña».
«Me alegro de no haberme perdido este gran drama».
«¿Dónde está el señor Cooper? Debe de estar furioso ahora mismo».
En el salón.
Joey no podía soportar verlo.
Incluso pensó en apagar rápidamente la televisión. Podía sentir cómo bajaba la temperatura de la habitación.
Su corazón temblaba.
No se atrevía a decir ni una palabra.
Wesley era realmente posesivo.
.
.
.