La novia más afortunada - Capítulo 2137
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Capítulo 2137:
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Los tensos hombros de Janet se relajaron cuando las bromas de sus padres llenaron la habitación. Una sonrisa se dibujó en su rostro y la tensión se desvaneció.
Johanna ignoró a Beal y cogió un plato para la sopa de Janet. A diferencia del desayuno que había preparado Brandon, la sopa casera desprendía un calor que se extendió por todo el cuerpo de Janet, más allá de lo físico. Dos platos más tarde, se sentía mucho mejor.
—Ha salido el sol —dijo Johanna, limpiando un resto de sopa de la barbilla de Janet—. ¿Por qué no damos un paseo? Un poco de ejercicio puede ayudar a que todo vaya más rápido.
—De acuerdo —aceptó Janet sin dudarlo. Luego, una chispa juguetona apareció en sus ojos—. Te he echado de menos y tengo algunas cosas en la cabeza.
Johanna apretó la mejilla de Janet, con una cálida sonrisa en los labios. —Siempre me alegra escuchar lo que tienes que decir.
A pesar de ser madre, Janet siempre sería la niña pequeña de Johanna.
Cuando Brandon escuchó sus planes, la preocupación frunció su ceño. —Que os acompañen un par de guardias. Por seguridad.
—Esto es un hospital, Brandon, no un campo de batalla. Estaremos bien —respondió Johanna, levantando las cejas.
—Es mejor ser precavidos, sobre todo con Janet embarazada —explicó Brandon con calma.
—Mamá, quizá sea una buena idea. ¡Solo por precaución! —intervino Janet. Aunque al principio no lo había considerado, las palabras de Brandon tenían peso. Las cosas podían ponerse peligrosas en cualquier momento. Con el consentimiento de Janet, Johanna cedió. —Está bien, de acuerdo.
Brandon las acompañó hasta el ascensor y se ofreció a seguir con ellas, pero Janet lo rechazó educadamente.
Solo cuando Janet desapareció de su vista, Brandon se volvió para hacer compañía a su suegro.
De vuelta en la sala, Brandon notó la mirada inquisitiva de Beal. —¿Te preocupa algo? Por favor, dímelo.
La respuesta de Beal fue tajante. —¿Qué hay de la intoxicación de Mona? ¿Y Alexandra va a venir de verdad? Si las cosas se ponen feas, envía a Janet de vuelta a la villa.
La sonrisa de Brandon se desvaneció ligeramente al encontrarse con la mirada seria de Beal. Una expresión de sorpresa cruzó su rostro. No había compartido esa información con su suegro, pero Beal parecía estar bien informado.
Tras un momento de silencio, Brandon finalmente habló. —Hemos detenido a toda la gente de Alexandra en Barnes. Conociendo su naturaleza vengativa, espero algún tipo de represalia.
—Entonces, ¿el envenenamiento de Mona fue el contraataque de Alexandra? —Beal frunció el ceño.
—Sí —confirmó Brandon, apretando los labios—. Envenenó a Mona y la liberó, probablemente con la esperanza de infiltrarse en el hospital y atacar a Janet o…
—¡Ridículo! —Beal se puso serio—. ¡Estás siendo demasiado atrevido! ¡Has puesto en peligro a Janet y al bebé con tu imprudencia! ¿Y si…?
Brandon lo interrumpió con voz firme. —No habrá «y si…». He tomado todas las precauciones.
—¿Estás completamente seguro? —Beal seguía sin estar convencido.
—Sí. Si Alexandra se atreve a poner un pie en este hospital, se encontrará con mi respuesta. Los ojos de Brandon, bañados por la luz del sol que entraba por la ventana, mostraban una determinación férrea. —Durante este momento crítico, estaré al lado de Janet constantemente. No habrá accidentes bajo mi vigilancia.
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