La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso - Capítulo 96
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Capítulo 96:
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Tyson dejó escapar una risa burlona.
Los Shaw realmente estuvieron dispuestos a gastar cinco millones de dólares para comprarle una esposa al hijo que expulsaron de la familia; la sola idea le dio mucha gracia.
Y con tal de quedarse con esos cinco millones de dólares, Adrien hizo que su hija abandonada, en lugar de la hija que tuvo con su amante, se casara con Tyson. La forma en que fue maltratada Celia disgustó enormemente a Tyson.
Adrien había cometido una de las mayores bajezas al vender a su hija por dinero. ¡No era más que basura humana!
No obstante, sin importar cuánto odiara a la Familia Shaw, no podía hacerles nada a corto plazo, ya que ellos seguían conformando una familia poderosa. Pero ese no era el caso de Adrien y Cerissa; Tyson podía aplastarlos con una sola mano y hacerles pagar el precio por la manera en que maltrataron a Celia.
«Compra cada una de las acciones del Grupo Kane que están en poder de los inversionistas individuales y luego aumenta su precio. Procede de la manera más discreta posible. Ya sabes cómo hacerlo», Tyson alzó la vista para darle instrucciones a su asistente.
Si compraba algunas acciones, podría aumentar el precio de las mismas hasta cierto punto, lo que le dificultaría a otros inversionistas la posibilidad de adquirirlas. Con ese método, el hombre tendría en su poder la mayoría de las acciones del Grupo Kane, y en el momento que tuviera más que Adrien, la empresa pasaría a ser de su propiedad.
Briar ya llevaba bastante tiempo trabajando para Tyson, por lo que era de esperarse que supiera perfectamente cuáles eran los métodos que empleaba su jefe. Con esto en mente, él asintió: «Entendido. No se preocupe, yo me encargo».
Cuando echó un vistazo, descubrió que el rostro de Tyson estaba cubierto por una expresión tan fría como el hielo.
Ver a su jefe con la intención de gastar tanta energía en destruir una empresa tan pequeña como el Grupo Kane despertó el interés del asistente; él no recordaba cuándo había sido la última vez que Tyson empleó ese método, pero aún recordaba claramente que la última compañía a la que destruyó valía no menos de mil millones, un costo muy superior a su objetivo actual.
Era evidente que en esta ocasión el Grupo Kane había ofendido a la persona equivocada.
Después de darle órdenes a Briar, Tyson pensó en Flavia, quien ahora estaba en el hospital. Él sabía que Celia realmente se preocupaba por esa persona; con esa idea en mente, sacó su teléfono y llamó a Wayne.
«Haré que transfieran a una paciente al hospital de tu tío. Se trata de la niñera de Cece, necesita un transplante de riñón. Pídele a tu tío que la ayude a encontrar uno adecuado lo antes posible y que se realice la operación en cuanto lo consigan».
Wayne acababa de despertarse, por lo que seguía medio aturdido mientras escuchaba al hombre e incluso bostezó varias veces antes de hablar: «Mi querido amigo, ¿Por qué parece que te hiciste fanático de lidiar con esa clase de tonterías después de que te casaste? ¿En dónde quedó aquel emperador de los negocios que siempre conseguía lo que quería y no se dejaba dominar por nadie? Oye, deberías poner por lo menos un poco de resistencia. No puedes perder tu espíritu de lucha por culpa de tu esposa. ¡Parece que ahora solo te enfocas en cocinar, en ser un indefenso esposo obediente y en cuidar de tu esposa!».
El rostro de Tyson se oscureció y dijo con impaciencia: «Déjate de tonterías. Solo haz bien este trabajo. Si me ayudas, puedes quedarte con cualquiera de los autos que guardo en mi cochera».
Al escuchar esto, Wayne, quien al principio estaba somnoliento, se puso sobrio en un instante; su actitud perezosa se desvaneció de inmediato, y ahora parecía haber sido despertado por una inyección de adrenalina.
Tras sentarse sobre la cama a toda prisa, él dijo: «Amigo, no te preocupes. ¡Prometo cumplir con esta misión! Tú solo confía en mí. ¡Si mi tío no puede encontrar un donante de riñón dentro de una semana, yo mismo donaré uno de los que albergo en mi interior!».
«¡No quiero tu maldito riñón!», el rostro de Tyson se retorció del disgusto en el momento que finalizó la llamada.
El tiempo pasó volando, y en un abrir y cerrar de ojos, ya era mediodía. En el departamento de diseño, Celia seguía trabajando duro mientras los compañeros a su alrededor dejaban sus asientos uno tras otro para ir a almorzar al comedor; solo después de agregar un toque final a su boceto, la chica estuvo lista para disfrutar de una comida completa.
Como justo ese día le había dado una tarjeta para canjear comida, ella tenía planeado utilizarla para invitarle el almuerzo a Derek, pues realmente no quería deberle nada. Y dado que invitarle esta comida era un simple gesto de cortesía, no le preocupó que los demás pudieran inventar chismes.
Con esto en mente, la chica por primera vez tomó la iniciativa de ir a la oficina de Derek para invitarlo a almorzar juntos.
Curiosamente, el hombre también estaba a punto de ir al comedor en ese momento, por lo que aceptó gustosamente su invitación.
Una vez allí, Celia ordenó la misma comida que pidió ayer. Mientras esperaba, ella le envió un mensaje especial a Tyson: «Es hora del almuerzo. ¿Ya almorzaste? Ahora mismo estoy en el comedor de la empresa. La comida que preparan aquí es deliciosa y barata. ¡Siempre ahorro mucho dinero! Cuídate y recuerda almorzar, ¿De acuerdo? Debes comer apropiadamente».
Tan pronto el hombre vio el mensaje de su amada, le respondió casi al instante: «Yo también estoy comiendo. ¿Estás almorzando sola o con tus compañeros?».
Celia se perdió en sus pensamientos tras leer esta pregunta.
Con el temor de que Tyson podría ponerse celoso, comenzó a cuestionarse si su esposo se molestaría en caso de contarle que almorzaría con un compañero varón. Sin embargo, también sabía que no era bueno mentirle, ya que ella estaba sosteniendo una gran mentira sobre su verdadera identidad, y todo este tiempo se había sentido culpable a pesar de no tener otra alternativa. Debido a esto, la chica no quería decirle a Tyson otra mentira.
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