La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso - Capítulo 25
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 25:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
A medida que el mesero disponía los platos que la pareja había ordenado, le dijo respetuosamente a Tyson: «Disculpe, señor. Por favor, muéstreme su tarjeta de membresía de nuevo. Hay algunos platos limitados que la requieren».
Mientras Tyson lo hacía, los ojos de Celia siguieron sus dedos delgados y captaron la palabra «Reyes» en la sección de la firma.
No obstante, él se movió tan rápido que ella no vio con suficiente claridad.
Ahora estaba un poco confundida. ¿De quién era la tarjeta? ¿Y por qué su esposo la tenía?
Tan pronto como el mesero se fue, ella se inclinó y le susurró al oído a Tyson: «¿De dónde sacaste esta tarjeta de membresía?».
Como él ya había anticipado que ella preguntaría eso, tenía una respuesta preparada.
“Es de Wayne. Él me la prestó».
Eso no le aclaró la duda a Celia, y de hecho quedó aún más confundida. Es decir, el apellido de Wayne no era Reyes. ¿Acaso había leído mal?
Al final, no pensó más en ello. Después de todo, había otras cosas que le importaban más.
«Tenemos una tarjeta, pero no efectivo. ¿Cómo vamos a pagar todo esto?».
Desde el instante en el que entraron, ella ya se había imaginado la escena en la que serían detenidos para lavar los platos. También pensó que podrían romper accidentalmente algunos platos y se verían obligados a trabajar allí toda la vida para pagar la deuda que tenían.
Notando la preocupación en su rostro, Tyson la consoló: «Oye, tranquila. Wayne vendrá a pagar».
La dulce mirada de su esposo hizo que Celia olvidara su nerviosismo. Entonces no pudo evitar suspirar, «Él es muy amable contigo».
Sonriendo, él replicó: «Este tipo de cosas no son nada para él».
Apenas terminó sus palabras, se les sirvió una delicada entrada, y sonriendo, el camarero explicó: «Este es caviar con mariscos y crema de coliflor. Es una entrada clásica de nuestro restaurante».
Esa era la primera vez que Celia comía ese tipo de cosas, y al ver que el plato parecía una obra de arte, se sintió un poco avergonzada, pues no sabía qué comer y cuáles eran los cubiertos apropiados para usar.
Percibiendo la vergüenza en ella, Tyson le indicó al mesero que se retirara.
«Puedes comer como quieras, ¿De acuerdo? No hay necesidad de pensar demasiado en ello».
Dado que tenía miedo de que Celia se sintiera cohibida, agarró carne de cangrejo y caviar con la cuchara y la levantó frente a la boca de ella. Su tono estuvo lleno de cariño cuando dijo: «Prueba esto».
Celia abrió obedientemente la boca y lo probó con cuidado.
Al principio, sabía dulce y fue refrescante, pero después sintió algo indescriptiblemente salado y fresco. La verdad era que había sido maravilloso.
«¿Qué tal? ¿Te gusta?», consultó Tyson.
Tras recibir un asentimiento en respuesta, él tomó un tenedor de plata, clavó la misma comida y se la dio de nuevo.
“¿Está sabroso?».
Celia volvió a asentir y dijo: «¡Sí! ¡Delicioso!».
«Los cubiertos que uses no afectarán el sabor de la comida, así que puedes usar la que prefieras sin preocuparte por nada».
Fue entonces cuando Celia entendió su intención de hacerla sentir bien, y eso la conmovió profundamente.
Hacía mucho tiempo que no sentía tanta calidez. Que Tyson se preocupara por ella y la cuidara le recordó la felicidad que parecía haber olvidado hacía mucho tiempo.
Dándose cuenta de que los ojos de la mujer se comenzaron a aguar, él rápidamente consultó: «¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?».
Celia negó con la cabeza enseguida.
“No. No es nada, solo estoy un poco conmovida. Nadie ha sido tan amable conmigo en mucho tiempo».
Tyson sintió un toque de ternura en su corazón al escuchar eso.
“¿Tus padres no te trataban bien?».
Ante su pregunta, Celia sintió que el sabor de la comida en su boca cambió de dulce y refrescante a amargo y agrio.
Desde que Jenifer murió, nadie más en su familia se preocupó por ella.
Adrien y Mabel adoraban solo a Cerissa, y ya que a ella la odiaban, la obligaron a mudarse de su casa y vivir sola.
«¿Cece?», le habló Tyson, devolviéndola a la realidad. Conteniendo su tristeza, ella sonrió y cambió de tema.
“Bueno, no hablemos de eso. Es raro comer cosas como estas en un lugar como este, así que concentrémonos en los deliciosos platos».
Si bien ella hizo todo lo posible por parecer tranquila, Tyson aún sentía que algo andaba mal.
¿No decían los rumores que la Señorita Kane era consentida y arrogante? Sin embargo, Celia no parecía una mujer con esas características, y pese a no llevar conociéndola mucho tiempo, él podía ver el dolor y la tristeza en sus ojos.
¿Acaso los rumores eran falsos? ¿O ella no era Cerissa, la preciada hija de la Familia Kane?
.
.
.