La Luna de Miel - Capítulo 610
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 610:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Así que decidió enseñarle un par de cosas.
«¡Suéltame! ¡No me toques!», dijo con tono gélido.
Luego la soltó y la apartó de un tirón.
Con una mirada furtiva, Candice se dio la vuelta y miró en la dirección en la que acababa de ir el ratón. ¡Otra figura oscura pasó corriendo mientras miraba!
Corrió hacia los brazos de Milton presa del pánico. Esta vez se sentó sobre él, escondió la cabeza entre sus brazos y lo abrazó con fuerza por la cintura.
«¡Ni se te ocurra! ¡No puedo soltarte!».
La expresión de su rostro divirtió a Milton.
No tenía ni idea de que fuera tan encantadora cuando estaba asustada.
Sintiéndose muy bien, se apoyó contra el gran árbol y dejó que ella lo abrazara mientras se relajaba.
De repente, hizo una mueca y la empujó. —¡No te muevas!
Tras un momento de silencio, continuó: —Te he dicho que no te muevas. ¡No te sientes donde no debes!
Candice sintió algo extraño debajo de su cuerpo, lo que la sobresaltó.
Se movió y dejó escapar un gemido, pero siguió agarrándole la cintura, acurrucándose contra su pecho y sin querer soltarlo.
Milton suspiró. Cuando ella lo tocó allí, se sintió fatal. ¡Estaba claro que el único propósito de su vida era atormentarlo! No podía hacerle nada en esa situación, así que tuvo que aguantarse.
Se limitó a darle un suave abrazo a cambio.
Como una gatita obediente, Candice se acurrucó en sus brazos. No se atrevía a moverse, ni deseaba abandonar su reconfortante abrazo. ¡Había perdido toda su compostura y dignidad por un momento!
Milton le pasó la mano por la espalda y notó que temblaba. Era consciente de que los síntomas del trastorno de estrés postraumático aún no habían remitido. Le quitó la medicación, y a esas alturas, la que había tomado ya debería haber perdido su efecto. Eso explicaba por qué, a pesar de su aspecto cansado, estaba…
Incapaz de dormir, su enfermedad mental parecía insuperable. Estaba aterrorizada no solo por el accidente de coche del pasado, sino también por lo que había sucedido hoy.
𝑆𝒾𝑔𝓊𝑒 𝓁𝑒𝓎𝑒𝓃𝒹𝑜 𝑒𝓃 ɴσνєʟα𝓼4ƒ𝒶𝓷.𝒸ø𝗺 que te atrapará
Los ojos de Milton se volvieron fríos de repente al pensar en ello. Ese bastardo de Corless… ¡No iba a salirse con la suya!
Milton abrazó su delicado cuerpo. El descontento inicial se desvaneció, sustituido por el dolor.
Le acarició la espalda y la persuadió con voz suave: «Estás cansada. Descansa un poco».
Candice se aferró a su pecho mientras escuchaba los fuertes latidos de su corazón, lo que la hizo sentir especialmente aliviada.
Intentó cerrar los ojos. Esta vez, se libró de recordar el accidente de coche y el acoso de Corless. Se relajó en sus brazos, descansando la cabeza en su pecho con un brazo alrededor de su cintura. En poco tiempo, se quedó dormida.
.
.
.