La Luna de Miel - Capítulo 523
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 523:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Mientras caminaba por la calle, dio un sorbo. El amargor, atenuado por el hielo frío, alivió momentáneamente su melancolía. ¿Qué le estaba pasando?
Anoche había visto a Greyson y Madilyn durmiendo desnudos juntos. No se había sentido en absoluto enfadada.
Pero ver a Milton y Sigrid almorzando juntos la había enfurecido. Había hecho todo lo posible por mantener la compostura y ocultar cualquier signo de anormalidad delante de ellos.
No era gran cosa ver a Greyson y Madilyn juntos. Ya no le afectaba que fueran pareja. Pero su diferente reacción hacia Milton la sorprendió.
¿Qué le pasaba? Milton la afectaba fácilmente, incluso por algo tan insignificante.
Candice tomó otro sorbo del café amargo, con la esperanza de salir de ese estado.
Milton salió del restaurante con urgencia.
Intentó encontrar a Candice, pero la calle estaba llena de gente y era un caos. Las parejas pasaban junto a él una tras otra, charlando y riendo.
Las chicas lo miraban con admiración de vez en cuando, dejando escapar gritos de asombro.
Buscó a Candice, pero no la encontró. Frustrado, frunció el ceño y apretó el documento que tenía en la mano. Candice no había mostrado ninguna emoción durante toda la comida. Su apatía lo estaba volviendo loco.
Sacó su teléfono y llamó a la secretaría, preguntando: «¿Ha vuelto Candice?».
Blair se mostró sorprendido. «¿No ha venido a verle, señor López, para firmar ese documento? ¿Quiere decir que no la ha visto?».
«¡Quiero saber si está en mi oficina ahora mismo!». Milton, molesto, se rascó la frente.
—Lo siento, señor López, pero no ha aparecido por aquí. ¿Quiere que intente contactar con ella?
Milton colgó bruscamente antes de que Blair pudiera terminar.
Estaba impaciente.
Parecía que Candice había vuelto al bufete o se había ido a otro sitio para ocuparse de algo. Deambulaba sin rumbo por la concurrida calle comercial.
No te lo pierdas en ɴσνєℓα𝓼4ƒα𝓷.ç0𝓂 con sorpresas diarias
Una canción triste pero hermosa sonaba en una tienda cercana.
«Estoy celosa porque lo amo; estoy enfadada porque me importa; estoy aturdida porque lo extraño; estoy triste porque no quiero perderlo…». La letra resonaba con claridad.
Milton escuchó, cada vez más indignado. No había visto ninguna de esas emociones en el rostro de Candice. Su actitud tranquila lo helaba. ¡Maldita sea! ¡Había cometido un error al seguir el consejo de Raúl!
Estaba frustrado porque no había funcionado.
Se apresuró a volver y se detuvo en una cafetería de camino. De alguna manera, entró.
Era el hombre más guapo que la camarera había visto nunca. Estaba tan distraída que se olvidó de preguntarle qué quería.
Milton, por su parte, habló primero.
.
.
.