La Luna de Miel - Capítulo 280
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 280:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Intentando encontrar algo más interesante que ver, Candice cambió el canal a un programa agrícola sobre el cultivo de pitaya en un invernadero. Esperaba que fuera más entretenido. Por desgracia, el programa era tan aburrido que Candice acabó quedándose dormida en el sofá.
Después de terminar su trabajo, Milton miró a Candice y vio que se había quedado dormida a su lado.
Cerró su computadora portátil y se acercó a ella.
Le dio un suave codazo en el hombro, pero parecía estar profundamente dormida. No parecía que fuera a despertarse pronto.
Milton se agachó y la tomó en sus brazos. Era tan ligera y suave que parecía estar sosteniendo una pluma. Frunció el ceño, pensando que parecía más delgada que la última vez que la había abrazado. Debía de haber descuidado su salud últimamente.
La llevó al dormitorio principal y la acostó en la cama.
Su largo cabello negro se extendió sobre la almohada blanca. Llevaba su camisa con los dos botones superiores desabrochados, dejando al descubierto su piel cristalina y su seductora clavícula.
Sus piernas desnudas eran tan pálidas que parecían casi irreales. Era como un cuadro precioso: la gente se quedaría ensimismada con solo mirarla.
Milton respiró hondo y apartó la mirada, temeroso de perder el control.
Sus ojos se posaron poco a poco en su muñeca. Debía de haberse quitado la pulsera cuando se duchó. En ese momento, la pulsera de jade de su muñeca parecía tan delicada, como si hubiera sido hecha expresamente para ella.
Cuanto más la miraba Milton, más excitado se sentía.
Sentía el impulso de consumirla por completo.
Sin embargo, había gastado mucha energía jugando al golf esa tarde. Además, no había cenado mucho.
Disponible ya en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.𝓬𝓸𝓂 con nuevas entregas
¡Maldita sea! ¿Por qué tenía que cumplir la promesa que le había hecho?
Quizás podría fingir que se había olvidado.
Además, ¿qué podría hacer ella si rompía su promesa?
Milton tragó saliva con dificultad, y su nuez se movió hacia arriba y hacia abajo. Le tomó la mano y se inclinó poco a poco.
Al día siguiente.
El tono de llamada de Candice la despertó. Buscó a tientas debajo de la almohada, aturdida, pero no lo encontró, así que palpó la parte superior de la cama. Después de encontrar su teléfono, cerró los ojos y respondió a la llamada.
—Hola —dijo con voz un poco ronca.
—Candy, mi hermano me ha enviado el contrato. He pedido que te abran la puerta. El cerrajero llegará en diez minutos —dijo Bettina.
Candice intentó despertarse forzando los ojos.
De repente, una voz grave sonó a su lado. «¿Quién es?».
Sobresaltada, se despertó al instante. Cuando se dio la vuelta, vio a Milton durmiendo a su lado. Incluso tenía las piernas apoyadas sobre las de él. No era de extrañar que se sintiera tan cómoda.
.
.
.