La Luna de Miel - Capítulo 245
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Capítulo 245:
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Entrecerró los ojos para ver la pantalla y vio quién la llamaba.
Era Greyson.
Sabía que no podría ocultar su traslado para siempre, pero no esperaba que Greyson lo descubriera tan rápido. Por suerte, aún no había podido localizar su nueva casa. Al menos, hoy no.
Milton notó la tensión en el aire y frunció el ceño con ira.
El teléfono siguió sonando, y su tono estridente llenó la sala de estar. No fue hasta que el timbre finalmente se detuvo que volvió el silencio.
Candice suspiró y apagó el teléfono.
Era la única forma de evitar las constantes llamadas de Greyson.
Luego se quedó de pie en la sala de estar, aturdida.
El silencio en la habitación era palpable.
Milton se dio cuenta de que Candice todavía tenía el pelo mojado, así que cogió una toalla y comenzó a secárselo con suavidad.
Candice se vio sorprendida y dio un salto hacia atrás, asustada.
¿Él estaba… secándole el pelo?
El sutil gesto era a partes iguales seductor y provocador. Sintiéndose un poco aterrada, Candice se sentó rápidamente a la mesa y cogió la cuchara para empezar a comer.
Pensar en Greyson no hacía más que aumentar su enfado. Parecía que la comida era lo único que podía llenar el vacío que sentía en su interior.
Milton se sentó junto a Candice y la observó mientras comía, dando algún que otro bocado.
Candice no pudo evitar mirarlo de reojo de vez en cuando. No había dicho ni una palabra desde que se sentaron. Se limitaba a observarla en silencio.
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No le preguntó por qué se había mudado ni por qué no había contestado al teléfono.
Ni siquiera le preguntó qué había pasado entre ella y Greyson.
Simplemente se sentó allí, observando en silencio cada uno de sus movimientos.
Greyson estaba solo en el apartamento vacío.
El peso del silencio y la soledad se apoderó de él después de que Candice se marchara con todas sus pertenencias.
Era profundamente decepcionante. Intentó llamarla; el tono de llamada resonó en las habitaciones vacías, pero nadie respondió.
Volvió a llamar, frunciendo el ceño con frustración mientras esperaba a que ella contestara.
Pero fue inútil. «La persona a la que llama no está disponible. Por favor, inténtelo más tarde», dijo la voz robótica.
Greyson no podía creerlo. ¿Cómo había podido apagar el teléfono? Perdiendo los estribos, lanzó el dispositivo contra la pared. La pantalla se hizo añicos.
Sin Candice en su apartamento, sintió una ansiedad inexplicable.
Cuando ella estaba cerca, no le importaba mucho, pero ahora que se había ido, sentía que estaba a punto de perderla para siempre.
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