La Luna de Miel - Capítulo 185
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 185:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
La tensión le impedía respirar.
Se preguntaba por qué estaba enfadado y qué tenía que ver ella con eso.
—¿Así es como manejas los casos? ¿Disfrázate y te acercas al enemigo? —Milton apretó los dientes mientras preguntaba, con cada palabra rebosante de ira.
Después de pensarlo un momento, Candice respondió: —Sí, si el trabajo lo requiere.
Aunque era la primera vez que se hacía pasar por prostituta, Candice ya se había hecho pasar por camarera, recepcionista de hotel y crupier de casino. Era habitual que asumiera estos papeles como abogada, especialmente cuando se trataba de casos extranjeros.
El rostro de Milton se contorsionó de rabia y se le hincharon las venas del cuello.
«¿Dónde está el vestuario? ¡Cámbiate, ahora mismo!», gritó.
«Está bien…». Candice recogió sus cosas y salió con cautela de la habitación para evitar la mirada de Milton.
Al llegar al vestuario, abrió la puerta con cuidado.
Sin previo aviso, Milton la empujó dentro con fuerza y cerró la puerta tras de sí.
Candice se quedó atónita ante su repentina agresividad y gritó: «¡¿Qué estás haciendo?!».
Su mirada penetrante y fría la hizo estremecerse involuntariamente.
Cada fibra de su ser la impulsaba a huir lo más rápido posible. Pero antes de que pudiera moverse, él la agarró.
Milton gritó furioso: «¿Has perdido la cabeza? ¿Cómo has podido hacer algo tan peligroso? ¿Y si no eres rival para él? ¿Y si te droga? ¿Cómo escaparías?».
En cuanto terminó de hablar, se oyó un desgarro.
Contenido exclusivo en ɴσνєʟα𝓼𝟜ƒαɴ.c♡m
Milton le había rasgado la ropa.
El traje de cuero de mala calidad estaba mal cosido y no pudo resistir un desgarro tan brutal.
Candice sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando le destrozaron la ropa, dejando al descubierto su pecho. Se cubrió apresuradamente con las manos, presa del pánico y la confusión. «¡Para, estás loco!».
«¡Tú eres la loca! ¿Por qué te vistes así para seducir a los hombres? ¡Es una locura! ¿Cómo pueden controlarse?».
Mientras hablaba, se produjo otro desgarro.
También le rasgó la falda.
A continuación, le bajó violentamente las medias de seda.
Candice no podía comprender sus emociones en ese momento. Quería arremeter contra Milton, pero la garganta le ardía de furia y le impedía hablar.
Con solo la ropa interior puesta, Candice luchó por cubrirse, quedando casi desnuda ante él.
.
.
.