La inocencia robada - Capítulo 193
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Capítulo 193:
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«Tenemos que hacer que el mundo vea a Eliksa como la amante de Michael. No tendrá ninguna posibilidad de ser arrestado si todo el mundo la percibe como parte de su vida».
Uno de los hombres vaciló y dijo: «Pero Max, si la policía se entera, podría crear un problema aún mayor…».
«¡No quiero oír ninguna vacilación!», interrumpió Max, alzando la voz, reflejando un desafío.
«Este es nuestro plan. Debemos controlar la imagen pública. Si creen que Michael está protegido por alguien especial, dudarán en actuar contra él».
Examinó a los hombres, viendo apoyo en sus ojos, lo que le dio una sensación de tranquilidad. Había tomado una decisión. Había prometido a su esposa dejar el mundo de la mafia, pero esta vez, lo que estaba en juego era más que una simple promesa. Tenía que salvar a su hermano, aunque eso significara volver a un pasado oscuro.
«Recopilad todas las pruebas que puedan ayudarnos. Debemos estar preparados para cualquier cosa», añadió Max mientras se preparaba para levantarse.
«Y recordad, debemos mantener el secreto. Nadie debe saber que estoy involucrado en esto. Eliksa debe parecer parte de la vida de Michael, no una amenaza para él».
Mientras los hombres abandonaban la sala, Max reflexionaba sobre lo que le esperaba. Estaba ideando una estrategia para manejar la situación, pero en el fondo sabía que estaba recorriendo un camino peligroso. Los recuerdos del pasado resurgieron en su mente; comprendía que el mundo de la mafia no era lugar para los débiles y que podría verse obligado a tomar decisiones de las que su familia se arrepentiría en el futuro.
«Lo siento, querida», susurró Max para sí mismo mientras contemplaba el retrato familiar colgado en la pared.
«Pero la familia es lo primero. Haré lo que sea necesario para protegerte». Sin embargo, Max era muy consciente de las consecuencias que podrían acarrear sus decisiones. Sabía que volver a la mafia podía significar perderlo todo, incluidas su esposa y su hija. Pero estaba decidido a salvar a su hermano, sin importar el coste.
Mientras el sol se ponía en el horizonte, el cielo se pintaba de tonos cálidos, el corazón de Max ardía con una mezcla de ansiedad y determinación. Tenía que actuar rápidamente antes de que el tiempo se volviera en su contra.
El palacio de Max, encaramado en una alta colina con vistas a la ciudad, reflejaba la grandeza de la mafia con sus enormes muros y ventanas de cristal oscuro. Las luces centelleaban por todas partes. Max, sentado detrás de su escritorio, estaba absorto en sus pensamientos, contemplando su intrincado plan.
Su voz era firme y poderosa mientras hablaba consigo mismo: «Si podemos convencer a todos de que Eliksa está involucrada con Michael, tendrá que retirarse del caso». Sus rasgos faciales transmitían desafío, sus ojos oscuros brillaban con astucia. Una sonrisa astuta se dibujó en sus labios, como si se estuviera preparando para la victoria.
Max recordó a Alexa, la joven agente cuya inteligencia y valentía le habían impresionado. Sintió una punzada de pesar porque ella era tan perfecta en su trabajo, pero al mismo tiempo, representaba un obstáculo para su hermano. Alexa tenía unos profundos ojos azules y una larga cabellera castaña que caía como cascadas. Su rostro era redondo y su sonrisa irradiaba esperanza, pero también reflejaba su férrea determinación.
Max pensó en cómo explotar sus sentimientos por Michael. Su plan era sencillo: difundir rumores sobre su relación, lo que obligaría a la comunidad jurídica a presionarla para que retirara la demanda. Esto le daría la oportunidad de consolidar su posición y traer a Michael de vuelta a la familia. Sin embargo, el peligro residía en que Alexa descubriera su plan.
«Tengo que actuar rápido», susurró Max para sí mismo mientras cogía el teléfono. Estaba preocupado por la reacción de Alexa. ¿Descubriría su plan? ¿Seguiría luchando por su hermano o sucumbiría a la presión social?
Llamó a un contacto de los medios con el que tenía una buena relación.
«Quiero que publiques una historia sobre Alexa y Michael. Tiene que sonar creíble», dijo Max con voz ligeramente tensa. Sabía que el tiempo no estaba de su lado, y cuanto más esperara, mayores serían las probabilidades de que su plan fracasara.
«Haz que la gente crea que tienen una relación romántica. Esto me ayudará enormemente».
En ese momento, un hombre entró en la oficina. Era alto, con ojos marrones profundos y rostro serio.
—Max, ¿tienes un momento? —preguntó con tono preocupado.
—Sí, Chris. ¿Qué pasa? —respondió Max, volviéndole la mirada.
—Hemos oído que Alexa está investigando más a fondo el caso. Puede que esté intentando reunir pruebas contra Michael —dijo Chris, como si advirtiera a Max de una amenaza importante.
«Debemos ser cautelosos. Si sigue por este camino, podría descubrir lo que estamos haciendo».
Max sintió que la presión aumentaba.
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