La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 971
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Capítulo 971:
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Durante el trayecto, intentó llamar a Brenna al móvil, pero ella no contestó.
Sin nada más que hacer, le envió un mensaje largo y reflexivo. Le contó con detalle los problemas del Grupo Wilson y le describió el lío en el que se habían metido Gracie y su padre.
Una y otra vez, le dejó claro a Brenna que no había nada romántico entre él y Gracie.
Creía que Brenna entraría en razón. Que lo entendería.
Después de enviarlo, esperó su respuesta.
Casi treinta minutos después, por fin apareció una respuesta: una sola foto.
La imagen hizo que a Ethan se le helara la sangre.
La foto mostraba a Gracie en ropa interior, abrazándolo en su oficina.
«Oh, no. Ahora no hay forma de que pueda aclararle las cosas», murmuró, mirando la foto, sin molestarse en averiguar quién la había tomado. Su mente estaba centrada en cómo explicárselo a Brenna.
Sus pensamientos eran un caos; no se le ocurría ninguna solución.
Miró a Neville. —Dime, Neville, cuando tienes problemas con tu novia, ¿cómo arreglas las cosas? Supón que tu chica ve una foto de otra mujer abrazándote, como esta. ¿Qué harías? Si me ayudas, te doblaré la bonificación de este mes. Ethan le mostró la foto a Neville.
Neville, concentrado en conducir, solo le echó un vistazo rápido.
«Sr. Mitchell, esta es una situación difícil».
Ethan frunció el ceño. «Si no se te ocurre una solución, te cancelaré toda la bonificación de este mes».
Neville se estremeció al pensar en perder su bonificación.
«Déjeme pensarlo». Neville se sintió presionado. Su trabajo siempre había consistido en hacer recados para Ethan, pero ahora tenía que ayudarle a recuperar a su novia.
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Ethan asintió. «Después de cenar con el señor Dury, me dirás cuál es tu solución».
Brenna regresó a casa y volvió a su habitación. Leyó atentamente el mensaje de Ethan.
La lógica le decía que el Grupo Wilson podría estar realmente en problemas y que los problemas de Gracie podrían ser reales, pero eso no calmaba su ira. Ayudar a Gracie era una cosa, pero creía que Ethan no tenía por qué involucrarse en asuntos triviales como ayudar a Gracie a elegir los regalos de Navidad para sus empleados.
Y no debería haber dejado que Gracie lo abrazara cuando solo llevaba ropa interior.
Eso había cruzado una línea.
No podía perdonarlo.
En ese momento, unos suaves golpes interrumpieron sus pensamientos. Giselle abrió la puerta y entró.
—Mamá —Brenna escondió el teléfono apresuradamente y saludó a su madre con tono indiferente.
—La ama de llaves me ha dicho que parecías triste, así que quería ver cómo estabas. ¿Va todo bien? —dijo Giselle.
Brenna sintió una cálida sensación en el pecho, una sensación de ternura que rara vez había experimentado en su antigua casa con la familia Barrett. Durante los años que pasó con ellos, nadie se había molestado en preguntarle si era feliz, si había comido lo suficiente o si se encontraba cómoda.
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