La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 945
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Capítulo 945:
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El tono de Ethan era duro. «¿Por qué has impedido a Brenna entrar directamente en mi oficina hoy?».
Todo el cuerpo de Alani se tensó. La mayoría de los días, la actitud seria de Ethan lo hacía parecer simplemente frío, pero ahora había un tono cortante en su voz que la hizo temer por su trabajo.
—Lo siento, señor Mitchell —tartamudeó Alani, con los nervios a flor de piel. Perder un puesto como este era algo que no se podía permitir. Sí, sus credenciales le permitirían encontrar otro trabajo, pero no quería perder el actual por un asunto tan insignificante.
Ethan no toleraba las filtraciones ni los chismes, y desde luego no quería una secretaria en la que no pudiera confiar.
—Habla —dijo Ethan, agarrando su teléfono mientras se preguntaba cómo aclararía las cosas con Brenna.
Alani tuvo que ser sincera. —Nunca te había visto hacer tanto por una mujer que no es de tu familia. Desde el almuerzo, has estado a solas con la señorita Wilson, e incluso me has pedido que le trajera café y fruta. Todo me ha parecido muy raro. Has estado mucho tiempo a puerta cerrada con ella. Pensé que podría haber algo entre vosotros.
Miró a Ethan con nerviosismo.
Una profunda mueca de disgusto nubló el rostro de Ethan mientras golpeaba la mesa. —¿Quién te da derecho a sacar conclusiones tan precipitadas? ¿Qué crees que podría estar haciendo con ella? Toda nuestra conversación ha girado en torno a solucionar los problemas de su empresa. Acaba de asumir el cargo de directora general y su equipo no la escucha. En toda la ciudad, soy la única persona en la que confía, por eso me ha pedido consejo.
La decepción se apoderó de Ethan y su voz se quebró. —¿Por qué te estoy dando explicaciones?
El ligero cambio en su tono hizo que Alani tuviera la esperanza de que, después de todo, su trabajo estuviera a salvo.
«Mi única preocupación era que se malinterpretara algo. Si la señorita Harper hubiera entrado y hubiera visto algo inapropiado, habría sido culpa mía», dijo ella.
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Las siguientes palabras de Ethan estaban llenas de irritación. «Ahora mi novia está molesta por este malentendido. Dime cómo puedo arreglar esto».
Alani respondió: «Sinceramente, no sé cómo arreglar esto».
La mirada de Ethan era tan fría como el acero, y le provocó un escalofrío. «Eso no es problema mío. Encuentra una solución o te quedarás sin trabajo».
La incertidumbre se apoderó de la voz de Alani. «¿Debería ir a explicarle todo a la señorita Harper?».
Ethan negó con la cabeza al instante. «Eso solo empeoraría las cosas». Tras echar un vistazo rápido al reloj, añadió: «Tienes treinta minutos hasta que termines tu jornada. Encuentra una solución para entonces o estarás despedida».
Ansiosa y nerviosa, Alani salió de la oficina. Sus compañeros se agolparon rápidamente a su alrededor.
«¿Has sobrevivido ahí dentro? No te habrán despedido, ¿verdad?». La bombardearon con preguntas, con la preocupación reflejada en todos los rostros.
Casi al límite de sus fuerzas, Alani dijo: «¿Alguien puede ayudarme a averiguar cómo conseguir que la señorita Harper perdone al señor Mitchell? Si no lo soluciono antes de salir del trabajo, me quedaré sin empleo».
Su equipo intentó ayudarla y surgieron un montón de sugerencias.
Ninguna de las ideas parecía realista, pero Alani escuchó con atención, esperando encontrar alguna inspiración.
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