La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 870
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Capítulo 870:
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Desde su asiento, Brenna observaba la escena en silencio. Pero al momento siguiente, Julissa captó su mirada y la llevó al centro de atención.
Mirando directamente a Brenna, Julissa preguntó: «Señorita Harper, usted es la novia de Ethan, ¿verdad? Por favor, dígaselo a todos: ¿Elsa intentó separarlos a usted y a Ethan?».
Una ola de pánico invadió a Elsa. Ya le había causado problemas a Brenna muchas veces antes. ¿La traicionaría Brenna ahora, poniéndose del lado de Julissa delante de todos?
El teléfono de Brenna estaba sobre la mesa.
Lilith percibió inmediatamente el cambio en el ambiente. Cogió el teléfono de Brenna y, sin dudarlo, llamó a Ethan, que seguía al otro lado de la línea. —Señor Mitchell, tiene que venir aquí ahora mismo. Las cosas se están descontrolando y su novia se ha visto envuelta en este lío.
Ethan respondió rápidamente: «Envíeme la dirección por mensaje. Estaré allí enseguida».
Sin perder tiempo, Lilith le envió la ubicación.
Ethan agarró a Neville al salir. Dentro del ascensor, llamó a Kenny. Esta vez, Kenny respondió a la llamada.
Después de explicarle la situación, Ethan dijo: «Es hora de que afrontes las consecuencias de tus actos. Tú has causado este lío, así que tienes que solucionarlo. No esperes que mamá o yo lo arreglemos por ti».
Kenny respondió con indignación: «¿Por qué me culpas de todo? ¡Yo no he hecho nada! Mamá es la que ha empezado todo esto. No voy a ir allí».
Antes de que Ethan pudiera responder, Kenny colgó.
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Ethan le envió rápidamente un mensaje de voz: «Si no apareces, te echaré toda la culpa».
Kenny casi lanza el teléfono al otro lado de la habitación al escuchar el mensaje. Su rabia se desbordó y llamó a Ethan con los dientes apretados. «Está bien. Envíame la dirección».
De vuelta en el restaurante, la tensión se palpaba en el aire mientras Julissa instaba a Brenna a hablar. «¡Señorita Harper, hable! ¡Cuénteles a todos cómo Elsa la obligó a romper con Ethan y cómo tramó meter a mi hija en el Grupo Mitchell para acercarse a él!».
La mirada de Elsa era afilada como una navaja mientras miraba a Brenna, con expresión amenazante. Si Brenna se atrevía a delatarla, Elsa se aseguraría de que Ethan nunca se casara con ella.
—Señorita Harper —dijo Elsa con frialdad—, más le vale que no se le olvide su historia. Era claramente una amenaza.
Brenna apenas podía soportar el tono de Elsa. No era solo la arrogancia, era la audacia de alguien que podía intimidar a los demás sin remordimientos y luego dar la vuelta y difamar a aquellos a quienes había hecho daño.
Brenna no iba a dejar que Elsa se saliera con la suya.
—Ese día me encontré con la señora Mitchell y la señorita Davies en la oficina de Ethan —dijo Brenna, con voz serena—. Pero me fui enseguida. No sé lo que le dijo la señora Mitchell a Ethan. Lo que sí sé es que, poco después, la señorita Davies empezó a trabajar en el Mitchell Group, en el departamento de secretaría.
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